Un artículo sobre Eddie Phillips en las redes sociales

FOTO: Arriba (de izda a dcha): Hernandez Rizo (entrenador), Manolo de las Casas,

Mike Harper, junior (jr), Pepón Artiles, Eddie Phillips, Matias Marrero,

Santi García, Javier Castroverde (2º entrenador) y Jesús de Felipe (prep.

físico).Abajo: Hans Brown (fisioterapeuta), Pedro Pérez (jr), Germán González,

Carmelo Cabrera, Salva Díez, Oscar Peña y Pedro Solana (jr)

Un ex jugador y amigo, Guillermo Cubas, me ha remitido este reportaje publicado en la web  www.baskonistas.com, sobre Eddie Phillips. No lleva firma.

EDDIE PHILLIPS, EL ÚLTIMO GRAN INTIMIDADOR.

Publicado el día 2 de agosto de 2007 por www.baskonistas.com

En este blog queremos abrir una ventana que no solo hable de nuestro Baskonia. Ocasionalmente se iran publicando, artículos, reportajes, historias o recuerdos de otros protagonistas del mundo del baloncesto quizás lejanos en el tiempo y en la distancia a Vitoria, pero que igualmente merecen tener su cabida en este espacio. Más si son trabajos realizados por colaboradores y amigos.

De esta manera nuestro forero Kant nos manda este relato sobre aquel equipo canario que vivió sus momento más brillantes en los años 80. Uno de sus jugadores norteamericanos de la época fue Eddie Phillips, el protagonista de esta historia:

El protagonista de esta historia es EDDIE PHILLIPS, una fuerza de la naturaleza que jugó en el tristemente extinguido “Cajacanarias”(C.B. Canarias) a mitades-finales de los años ochenta.

 De este inconfundible personaje, añoradísimo en Tenerife (cuyo Baloncesto no ha levantado cabeza desde su marcha), podría escribirse un libro, pero no os quiero aburrir, así que sólo te contaré las anécdotas más interesantes sobre el que, desde mi punto de vista, ha sido EL MAYOR INTIMIDADOR DE LA LIGA ACB, os diré por qué, y comprobaréis que va mucho más allá de los tiros que disparó y que tanto trascendió en su día.

Eddie Lee Phillips, natural de Alabama (Estados Unidos), se dio a conocer en España, como tantos otros americanos, a través del tradicional torneo de navidad del Real Madrid, formando parte del combinado americano de turno. No anotó 30 puntos, no capturó 20 rebotes, no ganó su equipo, pero demostró tener una casta especial, un instinto asesino capaz de, si no amilanar, si dejarse seriamente respetar por el inigualable Fernando Martín.

La misma sensación debió ser percibida por ese “viejo zorro” llamado Pepe Cabrera que hizo lo posible para traerlo a un club que, por aquellos tiempos -en que se le conocía como Lucky Canarias por su sponsor-, sufría por permanecer en la ACB con un veterano equipo y unos americanos, Jeff Jenkins y Peter Budko, muy poco determinantes.

El siempre prudente Pepe Cabrera quiso “tenerlo a prueba” viendo que con 2´02 y unos 120 kgs. estaba fuera de peso y necesitaba de forma rápida un revulsivo para salvar la categoría. En esos días de prueba con Eddie, me encantaba quedarme a ver los entrenamientos del equipo lagunero(en el colegio Luther King), con el maestro Carmelo Cabrera (que anécdotas fabulosas podría contar de él), Richy Bethencourt (que en paz descanse), Manolo de las Casas, Juan Méndez…etc, todo un lujo.

Desde su llegada Eddie empezó a dejar su “sello” particular, un día al entrenador le dio por hacer un ejercicio tan peligroso como espectacular, se trataba de una rueda de entradas a canasta con una singularidad: salían dos jugadores a la vez, uno desde la izquierda con el balón (que tenía que meter la canasta) y otro a la derecha que tenía que intentar taponar al primero. El cruel azar quiso que Jenkins (el aún probable sustituido) topara con Eddie en casi todas las ocasiones y, cual púgil que se enfrentaba al primer Tyson, el pobre Jeff no hacía más que levantarse de la lona ¡Qué Hostias!.

En otra ocasión, ya jugando cinco contra cinco, se agarró con Manolo de las Casas y viendo la cara sonriente de éste parecía la típica broma, pero Eddie se soltó con tal fuerza que mandó a Manolo a la valla publicitaria que estaba pegada a la grada, chocó contra ella y cayó al suelo fulminado, pero ante nuestro asombro Eddie fue a rematarlo puño en alto y todos gritaron “stop Eddie stop”, especialmente Carmelo Cabrera que dominaba el inglés a la perfección. Se le fichó (en lugar del pobre Jenkins, un buen saltarín y poco más) estando el equipo hundido y no pudo hacer nada por salvarlo.

Al dejar tan buena impresión fue fichado para el equipo en primera B, pero desde el principio, y vino del verano en forma, mucho menos gordo y más fuerte, y junto con el fichaje de un jovencísimo Salva Díez, el equipo ascendió con Carmelo Cabrera líder de asistencias, siendo la mayoría de ellas para Eddie, máximo encestador con más de 30 puntos, diez rebotes y dos narices rotas por partido. Hace tanto tiempo de aquello que no recuerdo demasiadas anécdotas, sólo sé que Eddie tenía un bonus económico por número de puntos y rebotes y, cuidado del compañero que tirara sin posición, no le pasara o que tratara de coger rebotes cerca de él, pues no distinguía.

Ya en la ACB el Cajacanarias quedó 6º gracias a un quinteto excelente: Salva Díez, Germán González, Manolo de las Casas, Eddie Phillips y Mike Harper. El fichaje de “Helicóptero” Harper fue recomendado por Eddie, pues habían jugado juntos años atrás. Mike era un espigado pívot (tipo Alston), veterano, con de 2´07 metros y un salto espectacular (líder en tapones), era el complemento perfecto de Eddie, pero siempre se supo que influenciaba y, si cabe, retorcía aún más el excéntrico carácter de nuestro personaje.

¿Por qué afirmo que ha sido el mayor intimidador de la liga? Por muchas razones: Eddie intimidaba a los jugadores contrarios, a sus compañeros (como no le pasaras el balón y él creyera que debías hacerlo), a los árbitros e incluso ¡¡al público!!. En una ocasión se jugaba un “amistoso” veraniego entre los rivales máximos de Tenerife de siempre, el Náutico y el Canarias (Cajacanarias).

La cancha del Náutico (ya el Pabellón Municipal) estaba a tope de gente (qué tiempos) y Eddie, como siempre, salió el último a calentar. Entonces los aficionados más exaltados del Náutico, situados en una grada supletoria a ras de cancha con sus bufandas y tambores, le gritaron al unísono “Negro, Negro..” y Eddie, sin pensárselo dos veces y con cara de asesino, se dirigió en solitario hacia esa grada con más de 100 tíos, y que me caiga ahora muerto si no es verdad que se callaron todos también al unísono, salvo el típico abuelete borrachín que no se enteraba de nada y que seguía “negro, negro..”.

Eddie se le acercó y, lejos de lo que la gente pensaba que podría ocurrirle a ese pobre hombre, le tocó con el dedo y le dijo una de las pocas palabras en español que sabía: “Ciego”. Tras una muy efímera pero tensa espera general (todos sabían lo imprevisible que Eddie era), los más valientes empezaron a sonreir y decirle “Eddie, Eddie” con palmaditas en la espalda. Os aseguro que el odio entre Chicharreros (de Santa Cruz) y Laguneros era en esos tiempos comparable al del Betis y Sevilla en la actualidad.

¿Se ha visto alguna vez cosa semejante?. Yo he visto subir al bestia de Kevin Magee a una grada para pegar a un espectador y cosas parecidas, pero nunca he visto a alguien con el poder de cerrar la boca a más de 100 hinchas contrarios y en su propia cancha. ¡Eso es intimidación!.

Otra anécdota de Eddie tuvo lugar contra el Real Madrid que, por aquel entonces, jugaba en el faraónico pabellón de la Comunidad Autónoma (no se veían las gradas más altas desde el parquet, qué impresionante resultaba jugar allí). Los periodistas madrileños, conocedores de sus hazañas, le llamaron de todo menos bonito en los diarios deportivos, y Eddie no quiso decepcionarlos:

El partido no tuvo historia, palizón del Madrid, pero el espectáculo estaba en el emparejamiento Fernando Martín vs Eddie Phillips, era tan violento y tan impropio de un partido ya decidido que Lolo Sainz pidió desde el banquillo explicaciones al entrenador visitante quien, al no atreverse a cambiarlo por temer su reacción y no tener seguro de vida, “se hizo el primo” y no quiso saber nada.

Ante esa indiferencia Lolo cambió a Fernando por su hermano Antonio que, al primer golpe, se fue derechito al parquet teniendo que ayudarle sus compañeros a recuperarse. Se solicitó tiempo muerto y Eddie, ante el asombro de todos, se fue al banquillo del Madrid y dijo en voz alta a Lolo Sainz: “aquel ser maricón (refiriéndose al maltrecho Antonio), yo quiero a ese”, señalando con el dedo a Fernando. Atónito Lolo Sainz volvió a pedir explicaciones al entrenador canarista, que, volvió a “hacerse el sueco”. Salió entonces Romay a tratar de capear el temporal, pero en una jugada defensiva bajo el tablero madrileño Romay taponó dos veces consecutivas a Eddie que, tras volver a recuperar el balón fintó el tiro y, aprovechando el salto de Romay con sus brazos en alto, le endosó un tremendo codazo en los genitales que tuvo parado el partido otros 5 minutos.

Al día siguiente los periodistas deportivos madrileños no cesaron de “piropear” al ínclito Eddie, que si asesino que si pistolero, pero no en su cara, sino desde la redacción, a más de 2000 kilómetros de distancia.

Como historias cotidianas citaría varias. Por ejemplo, tras ganar (normalmente) el partido del fin de semana, el entrenador aprovechaba el lunes para “practicar defensas”. Eddie, como siempre, llegó 20 minutos tarde, se asomó con su gorra de cuero y dijo “Ya estoy”. Diez minutos después apareció en la cancha y, viendo esos ejercicios defensivos, dijo al entrenador: “Esto no gustarme, quiero partidito”…¿imagináis que pasó?… si, se jugó partidito.

Eddie solía traer un potente radio-casete estéreo con el que amenizaba el cambio de ropa y la ducha en el vestuario. Le encantaba la música rap de los 80 (especialmente “Cameo”) y ponerla al máximo volumen mientras se ponía la equipación. Un día, antes de un partido, el entrenador decidió dar unas instrucciones tácticas en el vestuario usando la pizarra y, al no escucharse ni a sí mismo, pidió por favor a Eddie “que si podía bajar la música” , y Eddie, malhumorado, se levantó con un gruñido y bajó el volumen del nivel 10 al 8, con lo que nadie se enteró de casi de nada…pero, eso sí, se ganó con 35 puntos y 15 rebotes suyos.

En otro partido, a falta de 10 minutos para su conclusión y con un marcador igualado, Eddie cometió la cuarta falta personal y el entrenador reaccionó rápidamente poniendo a Matías Marrero (su sustituto) en la silla de cambios. Cuando se paró el juego sonó la bocina y el mesa hizo el gesto del cambio, pero Eddie miró al entrenador y simplemente dijo “NO”…y el bueno de Matías tuvo que volver al banquillo, reanudándose el juego. También se ganó ese partido.

Matías Marrero, siendo su marcador en los entrenamientos, tenía la extraña virtud de saber llevar a Eddie, ¿Cómo? simplemente siendo listo, no permitiendo que metiera canastas fáciles y aguantando sus embistes con el cuerpo, ya que si Eddie notaba que te acojonabas o que le dejabas meter la canasta fácilmente, o bien tratabas de robarle el balón por debajo, corrías un SERIO peligro si volvías a toparte con él, al igual que si te tocaba en su equipo y no le pasabas el balón con la posición ganada.

Un día pregunté a Matías si valía la pena jugar a Baloncesto “jugándote la vida” en los entrenamientos, a lo que me respondió que prefería aguantar los golpes de Eddie y cobrar puntualmente, a que el equipo fuera mal y, por consiguiente, teniendo los habituales problemas económicos derivados de esa situación. Francamente, con los años he entendido mejor lo que Matías quería decir, pero aún así no resulta cómodo entrenar con alguien que, si ese día viene cabreado de casa, te puede volar la cabeza de un zarpazo malintencionado, sin que nada ni nadie pueda ayudarte, tanto por la diferencia de poder físico como de peso específico en el organigrama del club.

Lo único que, desde mi punto de vista, valió la pena de esta experiencia ha sido el poder contarlo como algo inusual, sentir un extraño privilegio por haberme topado con alguien que, según sus propias palabras, “No tenía miedo a nadie” y que admiraba a los bomberos de Santa Cruz de Tenerife con los que tanto convivió, serían los únicos, como único fue Eddie Lee Phillips, el último gran intimidador.

5 comentarios en «Un artículo sobre Eddie Phillips en las redes sociales»

  • el 30/01/2011 a las 20:11
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    Se agradece leer estas cosas de vez en cuando,y ver que esta isla fue un referente en el baloncesto de este pais al menos en una época,en mas de una diria yo,muy bien articulo,y sin duda todo un personaje este eddie phillips,tal vez el mejor americano o incluso jugador que ha pasado por la isla de tenerife en toda su histor baloncestistica

  • el 30/01/2011 a las 23:20
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    Tampoco se pasen con lo de Phillis, que metía la pata algunas veces. Harper era un vago que cuando quería jugaba mejor que Phillis. Phillis a veces cogía un rebote y se iba botando toda la cancha hasta la canasta contraria y ¡claro! los bases contrarios le robaban el balón. Lo que si es verdad es que hacía lo que le daba la gana, sobretodo el último año que jugó.La historia de los tiros es de otro calibre, nunca mejor dicho.

    Eso sí, Harper y Phillis, con mucho la mejor pareja de americanos del Canarias.

    Saludos nostálgicos.

  • el 31/01/2011 a las 11:58
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    Casi nada, leo ese relato y me parece que estamos jugando aún en el Luther King. IncreÍble , pero totalmente cierto lo expuesto. Lo dice y corrobora uno que estuvo allí en muchos de los entrenamientos; una época inolvidable, sobre todo para los aurinegros, cuando hizo acto de presencia el Phillips en la cancha de la avenida Anaga, y él solito prÁcticamente le metió una soberana paliza al rival, demostrando un poderío envididable, sólo casi, por eso vale la pena seguir luchando, para intentar volver otra vez a la máxima categoría, pero con pies de plomo. Esto está muy jodido econÓmicamente y no está la cosa como tirarse los p… mayor que el c.. Sólo me queda, si me dejan, reseñar que el comentario leo «tristemente extinguido CajaCanarias (Cb Canarias) a finales de los ochenta», si se refiere a aquel exponsor y nombre del equipo, lo acepto, pero si es al equipo debe saber que el cif de ese Canarias no desapareció, se mantuvo muchos más para sanear la deuda de aquel entonces y seguir con el equipo como Canteras Base 1939 Canarias, cogiendo los galones. No obstante todo se andará y quien sabe si habrá sorpresas, ya que algunos las tendrán calladitas, pero otros, también sabemos «guardar algunas cositas», de momento. Fenomenal comentario del temido Eddy Lee Phillips, ahí es nada.

  • el 31/01/2011 a las 14:58
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    Todavía me emociono al recordar aquella memorable etapa del Canarias. Yo estuve también, amigo ADT, en la cancha de la «marea» cuando esa aparición de Phillips, con una notable reducción de peso corporal. Fue una máquina de hacer baloncesto y nos hizo vibrar a los canaristas allí presentes. Leo este reportaje, que debe estar escrito por un tinerfeño que vivió aquella etapa. Se olvidó de poner algunas anécdotas que sí ha contado Agustín Arias, la más simpática cuando Santiago Martín se metió en el vestuario para multarlo y salió dándole una prima por victoria (je,je,je). Si el Canarias, que busca reemplazar a Rod, tuviera la suerte de encontrar un mirlo como Phillips… Saludos

  • el 31/01/2011 a las 15:06
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    Eddie Phillips nos enamoró a tod@s. Fue un lujo tenerle en nuestro equipo. Y el mérito fue de Pepe Cabrera, que lo vió en el Torneo de Navidad del Real Madrid, cuando se peleó con Fernando Martín (qepd) y lo fichó. De no haber tenido la influencia de Harper igual seguiría vinculado al Canarias de una u otra manera. Si alguien conoce su paradero me gustaría saberlo, aunque supongo que a su edad ya estará retirado. Fue un grande y nos hizo grande al canarismo. Cuando lee cosas como estas llegas a la conclusión de que el Canarias sí fue una referencia a nivel nacional con gente del nivel de Carmelo Cabrera, Germán González, Phillips, Solé, Salvador Díez, Juan Méndez… Y unos años antes el Real Madrid vestido de aurinegro con los fichajes de Cabrera, Prada, Serviat (no sé cómo se escribe, pero así se pronuncia),Randy Meister, Wau¡yne Brabender (como entrenador). FUIMOS GRANDES Y VOLVEREMOS A SER GRANDES DENTRO DE UNOS AÑOS, CUANDO VOLVAMOS A CAMINAR SOLOS. NO NOS DEJEMOS ENGAÑAR POR EL TENERIFE.

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