«Cortocircuito», la crónica de Cristo Hernández

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SECCION: CRÓNICA AMARILLA
TÍTULO: «Cortocircuito»

AUTOR: Cristo Hernández.

cristo hernandez

«Nos trajimos de la isla hermana una derrota merecida y un inesperado catarro, cultivado en las frías calles de Triana y Vegueta, que nos ha demorado la crónica amarilla de esta semana.

El pasado domingo, el Iberostar Tenerife cayó derrotado ante el Herbalife Gran Canaria (79-64) en un partido que, para quien escribe, tuvo más interés fuera de la cancha que en el propio parqué del Gran Canaria Arena.

El partido transitó durante mucho tiempo entre los parámetros que se esperaban de un derbi regional de esta talla, igualado y con alternancias en el marcador hasta el último cuarto en el que los aurinegros se cortocircuitaron y el Herbalife, más por demérito de los nuestros que por sus propios aciertos, terminó imponiéndose de una manera bastante holgada.

El espectáculo del baloncesto canario estuvo en las gradas de un faraónico Gran Canaria Arena que nos deslumbró con su fiesta de neones y gigahercios.

Estos vecinos canariones se lo saben montar muy bien, mal que le pese a muchos integristas chicharreros. Además de circunvalaciones y rotondas se han sacado de la chistera pública un recinto deportivo que está entre los mejores de Europa en cuanto a instalaciones y me atrevería a decir que incluso a organización dentro y fuera del recinto deportivo.

El marcador central, con claras reminiscencias NBA, pende del techo como un gran mastodonte tecnológico y resulta abrumador en cuanto a la información que ofrece al espectador y las posibilidades que tiene, a través de distintas aplicaciones, para interactuar con el respetable. De modo que el propio marcador se convierte en un pulmón más que jalea incansablemente a los locales durante todo el encuentro.

Meter 7500 personas, como el domingo pasado, en un recinto deportivo para ver baloncesto no es tarea fácil en un lugar tan limitado como una isla de un archipiélago tan futbolero. En Tenerife sufrimos las mismas desventajas. Todos sabemos lo que cuesta pasar de cuatro mil espectadores en el Santiago Martín.

Sin embargo, los canariones han sabido atraer a un público más o menos fiel con una buena política de precios. Por ejemplo, por unos quince euros se podía disfrutar del derbi y llevarte de regalo el próximo partido de Eurocup.

Habría que señalar algún inconveniente de estos pabellones tan grandes y tan exageradamente equipados tecnológicamente (pienso en la legendaria Cancha Anchieta de La Laguna y me vuelven los escalofríos) y es que entre el espectáculo de luz y sonido, las peñas pasan un poco desapercibidas a la hora de elevar su grito al cielo del recinto.

No obstante, los aficionados que saltaron el charco para acompañar al Iberostar Tenerife, especialmente el contingente desplazado por la Peña San Benito, dejaron bien claro que no se dejan intimidar por nada y estuvieron animando con fuerza al equipo hasta el final.

En lo deportivo, nos encontramos un equipo tinerfeño fallón y torpe en ataque, especialmente al final, por lo cual nos estamos preguntando todavía si en eso tuvieron algo que ver las rotaciones de Alejandro Martínez, centradas principalmente en ocho jugadores.

De entre los aurinegros, cabe destacar la actuación de Nicolás Richotti, el único capaz de sobreponerse a la puesta en escena del Gran Canaria Arena y el mejor del partido con 28 puntos de valoración.

Ahora tenemos a los canariones hermanados en la clasificación con el mismo número de victorias. Habrá que estar a la expectativa de los próximos encuentros en los que se irá despejando el horizonte de la Copa del Rey. Esperemos que para entonces nos hayamos recuperado de esa bajada de tensión que hubo en el banquillo visitante del Gran Canaria Arena.

¡VAMOS CANARIAS!