«Crónica rosa», por SEPTENA

Les invito a disfrutar con SEPTENA (Memorias de una vieja gloria)

Crónica casi rosa

A todas éstas, en mi afán de no perder el hilo conductor de las temporadas, he pasado por alto las situaciones personales que iban cambiando, en muchos de nosotros, y que también formaron parte de nuestra deportiva vida. Así pues, me van a permitir entrar en los aspectos meramente humanos de quienes dedicamos tanto tiempo a prepararnos para ser buenos practicantes de baloncesto y, al mismo tiempo, desarrollar nuestras facetas más desconocidas. En el año 70, Conchy Ramírez acabó sus estudios en Historia, formando parte de la II Promoción de Licenciados en esta especialidad, de la Universidad de La Laguna y, según acabó, comenzó su
trayectoria como profesora, en la Academia Rodríguez Campos, en aquel entonces situada cerca de la Plaza de los Patos y ya desaparecida. Hoy continúa su excelente labor profesional en la actual Escuelas Pías.
El año 71 fue un año especial y lleno de acontecimientos. Ángeles Domínguez, Angelita para nosotros y una de las cuatro gloriosas componentes del campeonísimo Mª Auxiliadora, que se mantuvieron en activo unas cuantas temporadas más, se despidió de las canchas en la Fase Final celebrada en Cáceres. Se casaba con Carlos, aunque no se alejó del todo porque nos acompañó en muchos desplazamientos posteriores, junto con su marido. En la actualidad, goza de su jubilación anticipada como empleada de mucha categoría y muchísimos años, en Telefónica. También contrajeron matrimonio Ángeles y Jeromo y meses más tarde vino al mundo, Jerónimo II, Jeromín para toda la familia cestista, el primero de sus cuatro hijos. Ellos sí que no abandonaron el baloncesto. Todo lo contrario. Lo vivieron hasta dentro de casa, día y noche. Me los imagino atendiendo a sus críos y, al mismo tiempo, cambiando impresiones sobre «qué táctica sería la mejor para el partido del próximo sábado o si sería más conveniente empezar la defensa con una zona 1-3-1 o un marcaje individual…» Eso sí que era un gran amor al baloncesto.
De las que seguían estudiando, fue Charo la que obtuvo su título en Bellas Artes en este período y, como Conchy y Ángeles, que ya daba clases en el Colegio de la Asunción, desde 1966, también entró en la difícil y bonita tarea de la Enseñanza, en el Instituto Mixto de Bachillerato, de aquel entonces. Actualmente, después de casi cuarenta años en las aulas de Dibujo, disfruta de un retiro profesional adelantado, voluntario y bien ganado.
Mª Reyes y Pilar Juan, veteranas más jóvenes, continuaban con su exigente y larga carrera y hoy son dos competentes expertas de la Medicina: ginecóloga y neuróloga, respectivamente.
También en estos años creció la familia deportiva del OM en forma de nuevos fichajes con media naranja e hijos, incluidos. Son los casos de Marta, con Tino y sus hijas Martita y Patricia, en la temporada 70-71, y Mary Carmen, con Arturo y sus niños Juanjo y Natalia, en la 72-73. También desde la 70-71, con Andrea, llegó Jose, su esposo.
Ángeles, en sus embarazos, estuvo entrenando y jugando durante los tres o cuatro primeros meses. En un deporte de equipos, esto conllevaba un alto grado de riesgo, pero la afición y vocación que ella sentía eran tan desmedidas que no cejaba en su afán de cumplir con su papel de componente importante del conjunto. Hoy, cuando recordamos estas historias, reconoce que fue una osada y que tuvo una gran suerte al no haber tenido ninguna complicación. Está claro que el ímpetu y la inconsciencia juveniles nos hacen creer que podemos con todo…
En 1973, llegó el segundo de los Foronda García. En esta ocasión, una niña que, como su hermano con el del papá, perpetuó el nombre de su madre y contamos con una Angelita más.
La descendencia la completaron con José Domingo y Lucía, años más tarde.
En 1975, Mary Pily Hernández, nuestra gran capitana de siempre, fue la que dijo adiós al baloncesto para casarse con Jose, hermano de Marta, y dedicarse a su nueva vida, compaginándola con su trabajo de administrativa. Hoy, continúa con esas labores.
Las fotografías para esta ocasión, las he agrupado por sagas familiares. Las primeras corresponden a los Foronda García, donde se muestra a Ángeles en su segundo embarazo; la pareja con su pequeña en casa; algunas jugadoras del equipo brindando por la niña y los dos mayores, ya con uno y dos añitos, vestidos con el equipaje del OM. La segunda es la de Marta y Tino, apareciendo en una de ellas la mamá con la hija mayor y, en la otra, el papá junto a los recién casados, Angelita y Carlos. El tercer grupo es el de los Escuder Gutiérrez de Salamanca, con Mary Carmen y Arturo, y Juan José y Natalia, sus hijos mayores, cuando asistían a algunos de nuestros
partidos. Por último, Mary Pily y Jose, en su época de novios y próximos a casarse.
Como pueden ver, vidas tan normales como las del resto de los humanos, pero con una particularidad: a todos nos unió siempre, y nos sigue uniendo, la gran pasión que sentimos por el baloncesto y por lo que éste significó para cada uno.
Aprovecho la fecha en la que cuelgo esta entrada, para felicitar a todas estas mamás y a las que lo fueron más tarde, deseándoles que este Día de la Madre, lo sea todos los días de sus vidas.

2 comentarios en ««Crónica rosa», por SEPTENA»

  • el 20/05/2010 a las 18:48
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    ¡Qué sorpresa, D. Agustín, cuando al abrir hoy mi blog, lo primero que veo en mi lista de favoritos y que encabeza este suyo, es el título de uno de mis últimos posts!. Gracias por reproducirlo, porque es uno de mis preferidos, aunque no hable exclusivamente de baloncesto. Quería mostrar la faceta más humana de mis compañeras y que estas generaciones más jóvenes (si llegaran a leerlo), supieran que la entrega a un deporte, si uno se lo propone, no impide realizar otras actividades. Es más, siempre he pensado que un deportista está más preparado para hacerlo, que otras personas, por aquello de la disciplina, el esfuerzo, los hábitos de vida saludable, el método en el trabajo, etc. Con ganas de realizarlo y buena organización del tiempo que se tiene, creo que fue posible entonces y lo sigue siendo hoy. Gracias, de nuevo, y un saludo cordial.

  • el 20/05/2010 a las 19:27
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    Enhorabuena, amiga Septena, por el reportaje histórico que a quienes pintamos canas, y con orgullo, nos mete en el túnel del tiempo para recordar aquellos años tan interesantes y a tanta gente sana que sí valía la pena tener como amigos. No como ahora, que el que te da la palmadita luego te pone a parir. La idea de editar un libro sobre el basket femenino en Tenerife cobra fuerza, sobre todo si una de las más grandes de nuestra canasta escribe páginas tan brillantes como las que cuelgas en tu apasionante blog. Y ESTO NO ES PELOTEO.

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