Eurobasket 2017: España jugará la gran final

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La selección española femenina acaba de imponerse a Bélgica (68-52) garantizándose la medalla de plata del Eurobasket 2017. Su rival en la pugna por el oro saldrá del encuentro que en breves minutos protagonizarán las selecciones de Francia y Grecia.

Ana Torrens, autora de 20 puntos y 10 rebotes, fue la mejor del seleccionado español, en el que apenas disfrutaron de tres minutos las jugadoras canarias leticia Romero y Leonor Rodríguez.

Será la cuarta final de España en los cinco últimos años, lo que evidencia el poderío del basket femenino español en Europa.

Billete a la final desde la defensa (68-52)

¡A la final! España lo bordó frente a Bélgica y se ha asegurado una nueva medalla. El equipo de Lucas Mondelo estuvo fantástico en defensa neutralizando a las estrellas belgas, mientras que en ataque Alba Torrens volvió a estar imparable con 20 puntos

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Álvaro Paricio
@Alvaropc23

¡Lo ha vuelto a hacer! La selección femenina de baloncesto derrotó a Bélgica por 68 a 52 y jugará la final del Eurobasket 2017. España, que ha conseguido subirse al podio en los últimos cinco torneos, completó una defensa de manual para derrocar a una Bélgica que quedó minimizada desde el primer momento.

España salió al partido con la lección muy clara: su ritmo y rotación era de más calidad que el del rival. No podía recibir su tiradora Kim Mestadgh y había que dificultar la recepción interior. Eso costó un poco en dar sus frutos pero Alba Torrens encadenó dos canastas seguidas para un parcial 8-0 con el que el equipo español tomó su primera ventaja.

Ésta fue creciendo paulatinamente con Alba Torrens anotando triples, y Sancho Lyttle y Laura Nicholls sumando en la pintura. Pero la noticia no estaba delante, sino detrás donde la defensa española logró que Emma Meesseman, la estrella rival, se quedara sin anotar en la primera. El entramado defensivo era casi perfecto y, si bien Ann Wauters sumó cuatro puntos y Mestdagh sí encontró sus tiros, Bélgica se vio incapaz de meterse en el partido y se fue al descanso con una máxima desventaja de 15 puntos (36-21).

El rodillo español siguió ofuscando a una Bélgica que fue descontando balas en su recamara con el caer de los minutos. Los tentáculos de Sancho Lyttle cortaban cada intento de conectar balón dentro, mientras Sílvia Domínguez y Anna Cruz eran motos que abrían el campo a todo gas. No había freno a un equipo que se vio con 19 puntos arriba (52-33).

Ya no había vuelta de hoja, Bélgica retiró de la pista a sus dos mejores jugadoras claudicando ante un equipo que había sido muy superior dando un ejemplo de defensa y compromiso en todo momento. Un año más, este equipo hace fácil lo difícil y se colgará una medalla de la que queda saber su color.

Muro hispano contra las torres belgas

En menos de cinco segundos España se puso por delante, su contraataque inicial dejó claro que el ritmo de partido iba a ser asfixiante. Así lo demostró en defensa con Xargay jugando prácticamente un cara a cara con la tiradora Mestdagh y Laia Palau mordiendo a Vanloo en todo el campo. Lo malo fue que ese exceso de furia le supuso dos faltas seguidas y rápidamente la base tuvo que ser cambiada.

España presionaba, provocaba que el rival perdiera balones y Marta Xargay era la punta de lanza de un equipo que, sin embargo, sentía como Bélgica no se intimidaba ante la histórica semifinal y la entidad del rival y le plantaba cara mediado el primer cuarto (8-8). Cierto es que Meesseman no estaba encontrando sus tiros y que Mestdagh tenía problemas para quitarse la marca de Xargay, pero segundas y terceras vías de anotación aparecieron para siempre estar muy cerca del equipo español.

A España le hacía un punto de suerte para que esa defensa de anticipación de Sancho y Nicholls se convirtieran en puntos fáciles. Esa suerte la buscaba con su agresividad defensiva y a dos minutos del final de primer cuarto la empezó a encontrar con un parcial 8-0 que puso el 20-11 en el marcador. España tomaba aire cuando a las belgas le comenzó a faltar por el ritmo de partido.

En 10 minutos, la aportación de Meesseman y Wauters quedó reducida a dos puntos y eso debía ser una ventaja a rentabilizar, más aún viendo que el equipo belga llegó a sumar nueve balones perdidos en el primer cuarto. La estrategia estaba funcionando y ver a Meesseman lanzar un triple era una rareza síntoma de la ofuscación. Poco a poco, el equipo de Mondelo logró estirar su ventaja y llegar tener 11 puntos de ventaja (24-13). En cinco minutos de segundo cuarto, Bélgica sólo sumó dos puntos y España dominaba con claridad el rebote. Todo ello unido hacía que, aunque era una buena renta, pudiera existir el sentimiento de estar desaprovechando el momento.

La sensación creció cuando Bélgica encadenó dos canastas en transición y, zafándose el corsé defensivo de las españolas, pudo ponerse nuevamente por debajo de los 10 puntos de diferencia (28-19). Quedaban menos de dos minutos para el descanso y Mondelo pidió un tiempo muerto para oxigenar piernas y cabezas. Mano de santo fue ese descanso y dos canastas de una notable Nicholls más un triple de Alba relanzó al equipo cuando éste se marchó al vestuario con 15 puntos de ventaja.

La defensa española había hablado dejando a Bélgica en 21 puntos con un 33% en tiros de campo y 13 pérdidas de balón. La lectura del partido estaba siendo ejemplar y la sensación sólo podía haberse mejorado de haber cuidado un poco más el balón y haber estado más acertado el equipo desde la línea de tiros libres.

Sin fisuras

Con el inicio de tercer cuarto llegó la primera canasta de Meesseman en el partido. Ese hecho podía ser sintomático de algún cambio, pero la defensa de anticipación de Sancho Lyttle y el resto de españolas evitó que Bélgica pudiera encontrar el ritmo deseado para recortar diferencias. Al contrario, España llegó a verse con un 47 a 28 mediado el parcial.

El marcador era inmejorable, pero, además, el tiempo corría sin que hubiera la mínima sensación de que pudiera cambiar el escenario. A cada arreón belga, le respondió España, principalmente con una Torrens (excelsa nuevamente con 20 puntos) a la cual el técnico Mestdagh nunca pudo frenar en defensa. Ni siquiera la técnica señalada a Mondelo desvió el sentir del encuentro y se entró en el último cuarto con un triple final de Alba Torrens se clavó en lo más profundo del corazón belga.

La paciencia y la moral belga fue decreciendo ante la imposibilidad de meter mano a un rival que, hoy por hoy, está un paso por delante. Quizá por ello, y pensando en la final, el técnico belga dejó al equipo sin sus dos torres en el último cuarto.

Con una perenne ventaja en la veintena de puntos, sólo era cuestión de dejar correr el tiempo y dosificar esfuerzo de cara a la final del domingo. En la pista tanto uno como otro equipo eran conscientes que el tiempo que restaba no iba a cambiar nada de lo que había pasado previamente.

España hizo fácil el estar en una final, redujo a la mínima expresión a un equipo que llegó a la semifinal invicto y se dio un baño de autoestima de cara a la última gran batalla. Con un cuarto casi por delante pero con todo resuelto, fue tiempo para dar descanso y dar el merecido reconocimiento a las jugadoras que han vuelto a hacer historia colándose en otra final. La fiesta. España no retira su abono con las medallas y el domingo se colgará una nueva… con acierto unos días, con defensa otros, pero siempre con esfuerzo. Ellas siguen siendo el orgullo del baloncesto español.