Los viajes transoceánicos que duren más de 6 horas, frecuentes en los meses de verano por las vacaciones, aumentan el riesgo de sufrir trombosis venosa profunda, conocida como el "síndrome de la clase turista", y la probabilidad crece un 20 por ciento a medida que se suman dos horas de vuelo.

Así lo indicó la doctora Isabel de la Azuela, del equipo de Medicina Interna de la Clínica Cemtro, quien precisó que hacer ejercicios de piernas y pies durante los vuelos largos evita estos trastornos de circulación.

La práctica durante el vuelo de "ejercicios flexores y extensores con las piernas y los pies o mover los tobillos y los dedos mientras estamos sentados en el avión, así como levantarse cada dos horas y pasear, permiten una correcta circulación de la sangre", explicó la doctora.

Otras medidas recomendables para evitar el "síndrome de la clase turista" son hidratarse bien, no llevar prendas de ropa ajustadas que disminuyan el retorno venoso de las extremidades y mantener las piernas en posición estirada antes que con las rodillas en flexión, destacó la especialista.

La trombosis venosa profunda se produce al coagularse la sangre dentro de la vena, y se facilita al tener las rodillas flexionadas y las piernas inmóviles durante un largo tiempo.

Esta posición "perjudica la circulación de la sangre y favorece la formación de trombos (coágulos) en las venas del sistema profundo venoso de las pantorrillas o los muslos", comentó el doctor Antonio José Gómez Moreno, del mismo equipo.

Los síntomas suelen ser, aparte de dolor, la hinchazón de las piernas y el enrojecimiento de las mismas.

Según el doctor Antonio José Gómez Moreno, uno de los grandes riesgos de la trombosis venosa es la embolia de pulmón, que ocurre cuando el trombo se desprende y se desplaza hacia ese órgano, lo que dificulta la oxigenación de la sangre.

La embolia de pulmón, según expuso Gómez Moreno, se manifiesta con sensación de ahogo y dolor en el costado más intenso con la respiración.

Los trastornos derivados del "síndrome de la clase turista" pueden aparecer durante el viaje en el avión, al aterrizar o días después.

Además, no aparecen sólo en viajes de avión largos.

"Todo aquel trayecto que implique estar durante horas sentados en la misma posición puede suponer un problema para la circulación al tener tanto tiempo las rodillas flexionadas", indicó el especialista Antonio José Gómez Moreno.

Los factores que facilitan la aparición de la trombosis venosa son, según el experto, "aquellas situaciones que dificultan el retorno venoso, en las que la sangre se remansa en las venas y coagula con mayor facilidad; y también en las situaciones que aumentan la coagulabilidad o la densidad de la sangre".

Tienen más riesgo de padecerla las personas obesas, que usen anticonceptivos orales o estrógenos; los pacientes con antecedentes previos de trombosis, insuficiencia cardíaca, enfermedades crónicas o cirugías recientes; y quienes tengan patologías relacionadas con la coagulación o enfermedades oncológicas.

"En estos casos se recomienda usar medias de compresión elástica durante el viaje y consultar con el médico para valorar un tratamiento profiláctico con heparina subcutánea u otro anticoagulante", añadió la doctora Isabel de la Azuela.

Identifican una mutación que protege ante la trombosis

Tres grupos de científicos españoles pertenecientes a la Red de Investigación Cardiovascular (RIC) del Instituto de Salud Carlos III, participan en el estudio que ha permitido identificar una mutación genética que reduce el riesgo de padecer tromboembolismo venoso, una grave y frecuente patología caracterizada por la presencia de una trombosis venosa profunda.

La web NCYT de noticias de la ciencia y tecnología informó la semana pasada de esta noticia, y destacó que esta enfermedad afecta en España a unas 50.000 personas cada año y puede presentar complicaciones graves como embolismo pulmonar y síndrome post-trombótico.

El hallazgo fue publicado por la revista Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology.

En la investigación se estudiaron 1.173 pacientes con TEV y 1.262 sujetos sanos. Los resultados demuestran que los portadores de la mutación tienen la mitad del riesgo de padecer un evento de TEV que quienes no presentan dicha mutación.