Las oscuras perspectivas económicas esbozadas el pasado viernes por el Gobierno español hasta 2016, que rompen todas sus promesas y anuncios previos y que hacen cuestionarse los duros sacrificios desplegados, ahondan la grieta abierta desde hace años en el principal sector económico de Canarias: el turismo peninsular. Si hasta ahora la reducción de visitantes del resto de España a las Islas se explicaba por los problemas de conexión por la desaparición de compañías aéreas y operadores turísticos, pero, sobre todo, por la crisis económica, el menor poder adquisitivo y el miedo al futuro y a gastar para luego arrepentirse, el nuevo y desolador panorama solo puede agravar un mercado que, en verano, resulta muy relevante en Canarias para compensar la baja temporada de otros visitantes.

Un mercado que, de hecho, ha ido bajando en los años de recesión hasta acumular cerca de un 45% de reducción de turistas, según los datos aportados a EL DÍA por Ashotel. Y eso que, hasta los anuncios del último Consejo de Ministros, el propio presidente de la asociación hotelera, Jorge Marichal, sostenía que, si bien prevén una reducción este verano del 12%, se trata de una bajada un poco menor que la del 14 y hasta el 18% que se ha dado en veranos previos.

Marichal tiene claro que el mercado español ha sufrido esta reducción, "simplemente, porque la gente no tiene dinero y prefiere hacer pocos gastos yéndose a la casa del pueblo o a la costa más cercana". Además, considera muy importante la desaparición, en estos años, de compañías aéreas como Spainair o de numerosos vuelos directos, lo que ha disminuido enormemente las posibilidades y la oferta en un mercado que, antes, resultaba clave para compensar la temporada más floja de visitantes como los alemanes y de otros países del Norte de Europa.

Asimismo, lo ocurrido con el operador Marsans y, recientemente, con Orizonia ha agravado la situación aún más, pese a que, curiosamente, las perspectivas que maneja para este verano son menos pesimistas que las de los últimos ejercicios.

El vicepresidente primero de dicha entidad empresarial, Juan Antonio Rosado, pone el énfasis en la comarca que más domina, el Norte, y considera crucial tratar de resolver los problemas de conectividad y ganar en competitividad. "Solo así podremos competir con destinos como Túnez, Grecia, Turquía y otras zonas del Mediterráneo".

Según lamenta, el Norte se está yendo "hacia un turismo residual". Por eso, cree fundamental que se abra el aeropuerto de Los Rodeos más horas. Frente a las reticencias de algunos, asegura que "es algo que se cae de maduro. El Sur se ha desarrollado por su clima, pero, sobre todo, por tener un aeropuerto allí".

Respecto al daño de ofertas como el "todo incluido", afirma que se trata de un fórmula de venta "como cualquier otra. Por sí misma, no debe distorsionar el mercado, sino que debemos competir con las zonas que lo ofrecen".

Respecto a las perspectivas para este verano, Rosado prefiere ser más cauto con las cifras o con los porcentajes de reducción porque señala que puede ocurrir cualquier eventualidad o contingencia y devaluar esas previsiones "de un día para otro, tal y como ha pasado otras veces·".

Desde el Sur, José Fernando Cabrera, empresario turístico y también miembro de Ashotel, lamenta la desaparición de líneas españolas, si bien es consciente de que la reducción de peninsulares durante este verano, como en los anteriores, afectará mucho menos a su comarca que a la del Norte. De hecho, espera una bajada que cifra entre el 10 y el 20% en el global de la Isla, con ese último porcentaje dándose mucho más en la vertiente norteña que en la sureña. "El Norte va a sufrir este verano, aunque en Canarias la situación no va a ser tan catastrófica como se podía prever".

En su opinión, urge que se recupere la colaboración entre lo público y lo privado para poder resolver los problemas de conexión y renegociar los precios, de manera que se pueda ofrecer un destino mucho más competitivo que el actual.

Preguntados por la alternativa del mercado interinsular, los tres coinciden en que resulta importante para compensar reducciones como las del número de turistas peninsulares, aunque las principales acciones y gestiones de difusión las han enfocado en los últimos meses en reforzar la llegada de británicos y rusos, mercado emergente que comienza a dar cifras cada vez más sólidas, sobre todo por tratarse de un turista de alto poder adquisitivo y gasto, en líneas generales.

Respecto a cómo puede repercutir la bajada de peninsulares en el subsector y en el empleo, Marichal subraya que el turismo en Canarias "ha logrado mantener los puestos de trabajo en estos años, con algunas bajadas en momentos puntuales, pero con un 60%, por ejemplo, de empleo fijo y con una situación reglada, con convenios colectivos y demás".

Frente a la lectura de Cabrera, el presidente de Ashotel no cree que el Norte tinerfeño vaya a sufrir un verano más difícil que el anterior, sino que repetirá datos y una situación general muy similar a la vivida en la última etapa estival: en torno a un 14 o 15% menos.

La llegada de españoles ha sufrido una reducción acusada desde que comienza la crisis y los peninsulares optan más por destinos cercanos y de menor coste, como las casas de pueblo.