Fatiha Boujenn llegó a Tenerife en abril de 2008 "sin tener ni idea del idioma" y con muy pocas nociones de las culturas española o canaria. Lo hizo tras la llamada de su marido, que había emigrado antes, con un permiso de residencia para la reagrupación familiar. Como ella misma dice, "mi madre, Cruz Roja, me ha ayudado desde el principio para llegar hasta aquí", Ese "hasta aquí" es la integración. Porque, diez años después, esta mujer marroquí de mediana edad que usa el pañuelo tradicional, el hiyab, está totalmente integrada.

Con el apoyo de personas como su compatriota Karima El Mahmdi, responsable del Programa de Intervención Social con Inmigrantes y Refugiados de la organización, presente durante el reportaje, Fatiha evolucionó.

Reconoce que "al principio fue duro porque siempre lo es llegar a otro país, con una mentalidad y una cultura diferente". No hablaba "ni papa" de español sino árabe y francés, que estudió en su ciudad natal, Casablanca. Primero acudió a la sede principal de la calle San Lucas y luego para aprender español al centro de atención ubicado en la calle Doctor Jiménez Díaz "su segunda casa".

Entiende como "clave" el apoyo de voluntarios y profesionales de esa "madre" que es la ONG "para los extranjeros. Lo digo de corazón, no por compromiso".

En Marruecos, tenía formación de corte y confección -"dedicada al crochet y a la lana", apunta-, y trabajaba en una empresa de elaboración de prendas a nivel industrial. Eso le ayudó a la hora de acceder a trabajar en una tienda, aunque también ha desarrollado su actividad profesional como cocinera. Las primeras nociones de español las completó en la Escuela de Idiomas y hoy lo habla fluidamente. Ha podido comprarse su propia máquina de coser, una ilusión.

Aquí se quedó embarazada de su hija Amira que hoy tiene seis años. Ella "quiere ahora volver a Marruecos, pero aquí está su vida. Ya veremos". Considera una virtud su capacidad de "adaptación" y asegura no haber tenido nunca problemas con el hiyab porque "lo importante es conocer a la persona en su interior al margen de los símbolos".

Fatiha continúa formándose y ahora aprende inglés. En su clase la esperan la profesora Toña y sus compañeros de Senegal y Marruecos: Youssuf, Brahim, Mohamed, Baye, Djiby, Celestine... Fatiha aconseja: "Vienen pensando que aquí todo es fácil pero Europa no es Eldorado".

El Programa de Atención a Inmigrantes y Refugiados es el eje -junto al Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de Ayuda Humanitaria y la Acción Internacional en favor de los Refugiados y Migrantes- de la oferta de Cruz Roja a quienes llegan a la provincia por primera vez. Este programa se fundamenta en cuatro pilares. En primer lugar, el Proyecto de Integración, cuyo objetivo es facilitar la inclusión social de inmigrantes, solicitantes de asilo y otras personas con protección internacional en situación de vulnerabilidad, acompañándolas en su proceso migratorio; o desarrollando intervenciones integrales a través del área social, jurídica, psicológica y educativa. Desde enero hasta la fecha, 2.136 inmigrantes, la mayoría originarios de Venezuela. Aunque el proyecto es provincial, la población atendida se ha centrado en la zona metropolitana y en Las Galletas y San Isidro (Sur). Por su parte, la Atención Humanitaria a Inmigrantes pretende paliar la situación de las personas extranjeras llegadas por las costas. Ha acogido hasta hoy a 72 personas.

En tercer lugar la Atención Social y Humanitaria en el CIE de Hoya Fría donde Cruz Roja ha intervenido con 536 personas.

Por último, el Restablecimiento de Lazos Familiares para restablecer el contacto entre las familias y/o conocidos.