El peso argentino cerró hoy con un desplome del 21 % una semana de gran volatilidad y dudas sobre las finanzas del país, que forzó al Gobierno a anunciar un acuerdo con el FMI para acelerar el desembolso de créditos y otras drásticas medidas para tratar de contener la fuga de activos.

El avance de hoy de la divisa argentina frente al dólar estadounidense, del 2,09 %, ha dado un respiro a la Casa Rosada tras varias jornadas en que ninguna de las comparecencias públicas logró calmar la "corrida cambiaria", aunque el consenso de los analistas apunta a que el mercado sigue pendiente de los próximos pasos de las autoridades argentinas.

El lunes y el martes el peso cerró sin grandes cambios, pero el miércoles la moneda del país sudamericano inició una fuerte tendencia a la baja que llevó al presidente del país, Mauricio Macri, a reconocer en un tenso discurso que existían "nuevas expresiones de falta de confianza en los mercados, específicamente sobre la capacidad de lograr financiamiento para 2019".

Para eliminar esa "incertidumbre", el mandatario anunció un pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por el que se adelantarán los desembolsos del crédito de 50.000 millones de dólares que el organismo concedió al país en mayo, cuando tuvo lugar una devaluación similar.

Ese día, no obstante, el peso se anotó una bajada del 8,15 %, que fue seguida el jueves de unas pérdidas que rondaron el 15 % en algunos momentos de la jornada.

El Banco Central respondió subiendo los tipos de interés al 60 % y acelerando las ventas de reservas de dólares para frenar estos movimientos, lo que dejó finalmente una caída de la moneda del 10,72 %.

Por su parte, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, comunicó que el lunes anunciará un paquete de medidas para "avanzar en la reducción del déficit fiscal", con recortes de gasto y subidas de impuestos que tiendan a acelerar un déficit cero que el Ejecutivo ya pactó con el FMI para el próximo año.

"Estamos convencidos de que la manera en que vamos a restablecer la tranquilidad de todos los argentinos es estar cada vez menos expuestos a la volatilidad del mercado necesitándolo menos", declaró Dujovne, que tras la rueda de prensa del lunes viajará a Washington para entablar nuevas negociaciones con el FMI.

Esta batería de decisiones del Gobierno y el Banco Central contribuyó a la ligera corrección de hoy del peso, que cerró con una tasa de cambio frente al dólar de 37,40.

En paralelo, la sociedad argentina vive con inquietud cada nueva caída de su moneda, una tendencia que dispara la inflación.

"Es una locura, no se mantiene estable, aumenta todo, no se puede vivir", dijo en el centro de Buenos Aires Melisa, una madre de 27 años.

Ulises Zacarías, jubilado, relató una práctica habitual en el país sudamericano, el cambio de pesos por dólares para salvaguardar los ahorros: "Tengo 76 años, y desde que tengo uso de razón en Argentina toda la vida se hizo eso (...). Siempre recurrimos a comprar dólares".

En la misma línea, Miguel Queni, de 50 años, admitió: "Después de lo que pasó en el 2001 con el corralito bancario no confío más en los bancos y ahorro en dólares, o en euros, en una moneda fuerte".

Miguel también compartió las consecuencias que tienen para él la depreciación de la moneda y su impacto en los precios: "Lo noto en que cada vez que voy al supermercado gasto más dinero, más billetes, y compro menos. Antes podía darme lujos como comprarme un libro, un CD, llevar a mis hijos al cine, y ahora no puedo. ¿Cómo puede ser que salir a cenar en familia una vez por mes sea un lujo?".