El Parlamento de Canarias ha decidido profundizar en el cumplimiento de la ley de Igualdad en los distintos departamentos regionales y así quedó reflejado ayer en una jornada formativa para funcionarios y empleados públicos desarrollada en la Cámara. La profesora y especialista en este ámbito Laura Aguilera Ávila dio una conferencia sobre las razones y obstáculos que aún impiden la igualdad real entre sexos en la sociedad actual, al tiempo que emplazó a los presentes en la sala Europa al próximo mes de septiembre para comenzar a realizar test en las distintas áreas para conocer hasta qué punto se cumple la normativa o dónde hay que poner los focos en el futuro.

En una intervención que acabó siendo aplaudida por los asistentes, Aguilera delimitó bien al principio los conceptos y significados de las palabras, hechos y roles que sigue manteniendo una sociedad desigual entre sexos. Entre muchos ejemplos de lo que ocurre en España, subrayó que, en el ámbito educativo, por ejemplo y tras analizarse más de 50 libros de textos, se ha comprobado que el 75% de los personajes son hombres, con roles claramente marcados, como el de "rey y su mujer", reflejando actividades supuestamente femeninas, como ir de compras, o con alusiones a culturas como la tuareg, en las que la mujer casi se iguala a los animales. Unos hábitos impulsados por la socialización y que solo se refleja en una clara invisibilización de la mujer, según reiteró con numerosos ejemplos.

Los distintos agentes de esa socialización refuerzan esquemas manidos, por ejemplo, sobre quién cocina, limpia o se encarga de la organización doméstica, las visitas al médico o las reuniones en las ampas. También alertó del tipo y uso de los juguetes que se ofertan, aparte de remarcar que, de media, las mujeres españolas dedican 2 horas más al día al trabajo doméstico que al remunerado, lo que influye también en la brecha salarial.

Respecto a esa brecha, llama la atención sobre que las mujeres siguen ocupando espacios diferentes y tienen otros complementos, bien por peligrosidad o por la supuesta capacidad para hacer cuestiones más específicas por parte de los hombres. Como ejemplo, mencionó una nómina en la que se pagaba más a un camarero por ser más alto. Además, recordó que, en España, la media salarial de la mujer se sitúa aún en 17.540 euros, frente a los 23.773 de los hombres.

Sobre los medios, denuncia la cosificación que se sigue dando con algunos anuncios, en los que se convierte a las mujeres en objetos, como una mesa, un perchero... "Mujeres listas para ser consumidas, cocinadas o producidas", subrayó. Además, advierte de la publicidad más sutil que se va colando inconscientemente y que consumen hijos e hijas.

Aguilera critica también el fenómeno del "empoderamiento", que es la capacidad de hombres y mujeres para tomar las propias decisiones, y lo contrapone al concepto de "sororidad", que alude a las alianzas entre mujeres y que fue elegido en 2017 por el Reino Unido como la palabra del año, quizás, según dio a entender, porque ahí no existe una academia de la lengua, como sí en España.

La experta se refirió, asimismo, a la presión social que, por el contrario, soportan muchos hombres por socialización como mantenedores de sus familias y que, en España, se notó en los peores años de la crisis por el mayor número de suicidios, depresión o exclusión en trabajadores de la construcción que perdieron su empleo. "Una consecuencia más del patriarcado". Frente a esto, remarca que las empresas que cumplen sus planes de igualdad y fomentan las oportunidades atraen talento y mejoran sus resultados porque las mujeres preparadas las prefieren.

Una mujer dirige una de cada 5 empresas públicas

Aguilera cree positivos los avances desde 1995 con conceptos como "participación equilibrada", desarrollados por varias leyes. Un progreso que se ha traducido en, por ejemplo, parlamentos con más diputadas que diputados, como pasa con el canario desde 2015. No obstante, dejó claro que las féminas en esas cámaras son solo el 22% en el país. Además, y por supuesto, aludió al llamado "techo de cristal", que se da "en cuasi cualquier ámbito laboral". Por ejemplo, y dentro de su carrera, resalta que el 85% de los estudiantes de Trabajo Social son chicas, pero ese porcentaje decrece a medida que se avanza en los estudios y llega al 65-70% en los máster y al 50% en el doctorado. Sin embargo, lo peor viene después, pues los hombres tienen mucha más experiencia laboral y menos problemas para lograr un empleo "porque parece que eso prestigia" a la empresa o a la institución pública. "Se da por hecho, por ejemplo, que el director de los Servicios Sociales de una administración ha de ser un hombre, aparte de que una sola de cada 5 empresas públicas las dirige una mujer". A su juicio, uno de los problemas es que, si bien existen leyes y planes, no hay un régimen sancionador y la igualdad es más bien voluntaria. Lo ideal, por supuesto y según recalca, es que no sean necesarios los planes y que se trabaje con proyectos y acciones concretas, al sentarse ya las bases, pero eso solo ocurre en ciertos casos.