Un 48,7 por ciento de los alemanes ha mostrado su preferencia por la política migratoria del ministro del Interior, Horst Seehofer, más dura que la que defiende la canciller alemana, Angela Merkel, según un estudio de Civey para el diario alemán ''Die Welt''.

Seehofer, líder de la Unión Socialcristiana (CSU) bávara, plantea devolver en la frontera alemana a los refugiados registrados previamente en otros países de la Unión Europea a esos Estados. Merkel se niega a ello y sigue insistiendo en buscar una solución europea.

Ante la pregunta: "¿En quién confía más en política de refugiados, en la canciller Merkel o en el ministro de Interior Seehofer?", un 38,2 por ciento respondió con un "claramente Seehofer" y un 10,5 por ciento con un "más bien Seehofer". Mientras, Merkel obtuvo un 32,2 por ciento de los cuales un 24,4 por ciento contestaron con un "claramente Merkel" y un 7,8 por ciento con un "más bien Merkel".

En el resto de encuestados, un 17,1 por ciento indicó que no confía en ninguna de las dos políticas de refugiados y solo un 1,6 por ciento de los alemanes opinó que confía igual en las dos.

La cuestión ha provocado fuertes tensiones entre Merkel y Seehofer y hacen peligrar al Gobierno alemán ante la insistencia de este último de imponer sus planes con o sin apoyo de la mandataria.

La política migratoria juega un papel muy importante en Alemania después de que la decisión de Merkel de abrir las fronteras en plena crisis migratoria provocara que solo en 2015 llegaran aproximadamente 900.000 solicitantes de asilo creando una situación sin precedentes en el país.

Desde entonces, han llegado casi medio millón más y el Gobierno alemán se afana por buscar una solución ante el descontento creciente de la población, que quedó reflejado en las pasadas elecciones generales de septiembre, en las que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) fue tercera fuerza del país gracias a un mensaje xenófobo y antiislamista.

Sin embargo, mientras Merkel reclama una solución consensuada a nivel europeo, Seehofer, que reina en el próspero y conservador estado de Baviera, principal vía de entrada de los solicitantes de asilo, reclama rechazar inmediatamente en la frontera alemana a los refugiados que ya estén registrados en otros países de la UE en base a que, según el Acuerdo de Dublín, deben pedir asilo en el país que pisan por primera vez, algo a lo que se opone Merkel para no sobrecargar a los países del sur de Europa.