Guatemala, un país que tiene más de una treintena de volcanes, no deja de mirar a los conos, ya que tres de las formaciones en constante actividad han resurgido hoy amenazantes mientras el personal de rescate continuó buscando a más muertos por la erupción del 3 de junio.

Las brigadas entraron este miércoles por unas horas, mientras lo permitió la lluvia, a la zona cero en el volcán de Fuego, que registró hace diez días la mayor erupción de los últimos años, para buscar más cadáveres, después de los más de 110 que ya han rescatado, según las cifras de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres.

Pero la actividad de la edificación volcánica no se detuvo y por sus laderas descendió un lahar (flujo de sedimentos) de unos 25 metros de ancho y 2 metros de alto hacia la barranca Ceniza, que provocó que el suelo vibrara a su paso y arrastrara lodo, árboles y material pastoso.

Debido a esta constante actividad que no cesa y para ayudar a las víctimas y damnificados, el sistema de la Organización de Naciones Unidas anunció que activó su sistema de respuesta y que han elaborado un Plan de Respuesta del Equipo Humanitario, bajo el cual "ya se está brindando asistencia a dichas poblaciones en departamentos de Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango", que son los tres más afectados.

También el Banco Mundial dijo que colaborará con la definición de una "Estrategia Financiera ante el Riesgo de Desastres" que contempla, entre otros, seguros, bonos catastróficos, créditos y donaciones.

Y es que miles de guatemaltecos lo han perdido todo tras esta erupción, además de que hay millones de pérdidas en cultivos agrícolas que afectan a más de 30.200 familias.

Entre los instrumentos planteados en esta estrategia, que se da a conocer diez días después de la erupción, figuran presupuesto para la gestión del riesgo de desastres, reasignación presupuestal, fondos para la atención de emergencias, seguros, reaseguros, bonos catastróficos, créditos contingentes, créditos posdesastre y donaciones.

Pero el volcán de Fuego no es el único amenazante. El Pacaya, ubicado en el municipio de San Vicente Pacaya, del departamento sureño de Escuintla, lanzó ceniza a una altura de 3.500 metros sobre el nivel del mar.

Esta situación obligó a la Dirección General de Aeronáutica Civil a cerrar el aeropuerto internacional La Aurora, ubicado en la capital, durante más de dos horas, aunque luego se reanudaron las operaciones con total normalidad.

Casi al mismo tiempo, las autoridades advirtieron del descenso de un lahar del volcán Santiaguito, situado en el departamento occidental de Quetzaltenango, que tiene una dimensión de 15 metros de ancho por 1,5 de alto.

Este lahar también arrastró material volcánico con bloques de hasta 1,5 metros de diámetro, troncos de árboles, arbustos y sedimentos, pero no se descarta que se haga más fuerte debido a la cantidad de afluentes que se le suman en su trayecto hacia el río Samalá.

Las precipitaciones que se esperan en las próximas horas pueden empeorar las condiciones de los tres volcanes, todo esto mientras los evacuados por la erupción del 3 de junio continúan albergados a la espera de que el Gobierno les conceda una solución.

A algunos de ellos le llegaron hoy personas anónimas para entretener a los más pequeños y también los mayores. Para intentar poner una sonrisa después de una de las mayores tragedias y catástrofes de los últimos años.

Todo esto mientras la comunidad internacional continúa enviando ayuda a Guatemala para hacer frente a esta crisis.