Diego Torres fue el ideólogo de Nóos, el "científico de la empresa" que encumbró como organizador de eventos internacionales al deportista y miembro de la Familia Real Iñaki Urdangarin, y junto a él ha caído también condenado por corrupción y abocado a la cárcel.

El menorquín Torres, de 53 años, había conocido a Urdangarin en la época en la que el jugador de balonmano y pareja de la infanta Cristina estudiaba en la escuela de negocios barcelonesa de Esade, donde él impartía clases.

Se asociaron para llevar adelante un proyecto dirigido a la organización de foros sobre impulso de grandes eventos deportivos como motor de desarrollo de ciudades y regiones.

La idea la compraron varias administraciones, entre otras el Govern balear dirigido por Jaume Matas, y este fue el origen de lo que el propio socio de Urdangarin definió como la ruina de su vida, porque las magistradas que le juzgaron en 2016 en Palma apreciaron en estos negocios delitos de prevaricación, falsedad, malversación, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y contra Hacienda, y le condenaron a 8 años y medio de cárcel.

Ahora, el Tribunal Supremo ha rebajado en casi tres años esa pena, hasta 5 años y 8 meses, al absolverle de tráfico de influencias, blanqueo y falsedad.

Uno de sus principales argumentos que Torres repitió durante el juicio en Palma fue que, dada la condición de yerno del Rey Juan Carlos de Iñaki Urdangarin, la Casa Real supervisó y validó todas las actuaciones de Nóos.

Esta línea de defensa se llevó a tal extremo en la fase de instrucción de la causa que su letrado aportó numerosos documentos sobre el conocimiento y el amparo de sus actividades de personas muy próximas al Rey e hizo aflorar también documentos incómodos y comprometedores para su socio como para el propio don Juan Carlos.

En su declaración en la vista ante la Audiencia de Palma, que se prolongó un total de 20 horas durante varias jornadas, Torres, no obstante, recalcó que si compartió con Urdangarin proyecto empresarial, en forma de fundación sin ánimo de lucro, fue por la condición de reconocido deportista olímpico del jugador de balonmano, no por su pertenencia a la familia del Rey.

Si en esas sesiones de febrero de 2016 se puso de manifiesto algún aspecto de la personalidad de Torres es que es minucioso y prolijo en la defensa de su trabajo, que está orgulloso de su preparación técnica y que considera que el trabajo que realizó para el Govern balear (dos foros sobre turismo y deporte) fue más relevante para la sociedad de las islas que para él, que perdió dinero.

Fue el único acusado, junto al exasesor del Instituto Balear de Turismo Miguel Ángel Bonet, que acudió a todas las sesiones del juicio, de las que estaba eximido de asistir por decisión del tribunal de la Audiencia.

Su esposa, Ana María Tejeiro, resultó absuelta de los delitos que se le atribuían y solo condenada, como la infanta Cristina, en calidad de responsable civil a título lucrativo.

El coimpulsor de Nóos se definió como "consultor y docente" especialista en patrocinios, se refirió siempre a su socio como "don Iñaki" y "señor Urdangarin" y rebatió con gran detalle y aporte documental todos los argumentos de las acusaciones.

Hizo alarde de sus publicaciones internacionales, su participación en sociedades de análisis de mercados, los otros muchos proyectos promovidos por Nóos y las entidades de su grupo, y su afán por contribuir a la realización en España de foros de alcance mundial, con Davos como modelo, que no tuvieron el elogio y la respuesta que merecían.