Problemas de liquidez al operar con unos márgenes de beneficios muy reducidos son los que la propietaria de la agencia Viajes Vibolid, J.M.A.H, ha expuesto al tribunal este lunes, en la primera sesión del juicio iniciado en la Audiencia de Valladolid, para justificar por qué no pudo gestionar los viajes que medio centenar de clientes concertó con ella a lo largo de 2014 y a los que finalmente dejó en tierra, a pesar de haber recibido de ellos cantidades que suman más de 80.000 euros.

La procesada, quien tan sólo ha aceptado responder a preguntas de la fiscal del caso, su defensa y aquellas precisiones que pudieran demandar los magistrados, ha negado haber utilizado para su "enriquecimiento personal" las distintas cantidades que, a cuenta, le fueron entregadas por la clientela y ha insistido en que los pequeños márgenes con los que operaba, de entre 15 y 20 euros de beneficio por vuelo, tal y como ha especificado, fue el principal obstáculo para cumplir los compromisos adquiridos y a colgar finalmente, en pleno mes de agosto de 2014, el cartel de ''cerrado por vacaciones''.

La que fuera titular de Vibolid, traída para el juicio desde Polonia, país al que se había fugado, merced a la primera euroorden de extradición cursada por la Audiencia de Valladolid, ha explicado que venía operando en el sector desde 2008, inicialmente como empleada en otras empresas distintas, y que ya al frente de su agencia hacía las reservas de los viajes con los mayoristas, bien por teléfono o a través de Internet, una vez que los clientes le iban entregando cantidades a cuenta.

"Bloqueaba las reservas, aunque en otros casos no era necesario cuando había plazas suficientes", ha indicado la encausada, quien, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha insistido en que el cierre de la agencia en agosto de 2014 fue por falta de liquidez ante la "imposibilidad de hacer frente a los pagos".

Sin embargo, J.M.A.H. ha venido a reconocer que llegó a operar sin póliza de responsabilidad civil, algo que ya conocía en marzo de 2014 y que llevó a la Junta de Castilla y León a notificarle el 21 de julio la retirada de la licencia, aunque ella mantiene que de esto último se enteró a toro pasado, una vez cerrado el negocio. "Había pedido a Catalana Occidente que me diera un poco más de plazo para renovar la póliza, y la aseguradora me lo había concedido", apunta.

Antes de que por la sala empezaran a ''desfilar'' los afectados, la fiscal del caso se ha dirigido a los magistrados para incluir en su escrito de calificación provisional, que recoge una petición de seis años de cárcel por delito continuado de apropiación indebida, la inhabilitación de la acusada para ejercer en el sector por idéntico periodo de tiempo, mientras que una de las acusaciones particulares que pedía inicialmente cuatro años y medio--representa a la práctica totalidad de afectados--se ha adherido a escrito de la acusación pública y la otra ha mantenido invariable su solicitud de cuatro años de privación de libertad.

"''AHÍ ESTÁ ESA PUTA!"

En la fase de exposición de los casos sufridos por cada uno de los clientes, uno de ellos, Jorge C, antes de denunciar los 650 euros que abonó por un viaje fallido a Santo Domingo, ha tenido que ser advertido por el presidente de la Audiencia Provincial después de que el testigo, nada más ocupar la silla, se dirigiera en voz baja a la acusada con los términos "¡ahí está esa puta!", frase apenas perceptible pero sí puesta en conocimiento de los magistrados por la defensora.

Por su parte, Maira, una dominicana que había pagado a plazos los 870 euros de su billete y los de su marido para viajar a su país y visitar a su familia, ha recordado que poco antes de iniciar el vuelo se presentó en la agencia de viajes y se la encontró cerrada.

"Me encontré el cartel de cerrado por vacaciones, y yo allí con las maletas hechas y sin poder regresar a mi país once años después. El cielo se me cayó encima", ha lamentado la damnificada, quien, al igual que otros afectados, ha explicado que confiaba plenamente en la acusada.

En idénticos términos se ha expresado Mirta G. al recordar el episodio vivido a raíz de que en marzo de 2014 contratara un billete a Buenos Aires para el 31 de julio y que de camino en autobús hasta el aeropuerto en Madrid se enteró por boca de la procesada de que su viaje había sido cancelado.

"Cuando llegué al aeropuerto y pregunté en ventanilla me dijeron que el viaje no había sido cancelado y que el problema era que mi pasaje no había sido reservado", explica Mirta, quien añade que tuvo que estar alojada durante cinco días en un hostal en Madrid mientras la acusada seguía dándole "largas", hasta que finalmente optó por regresar a Valladolid y se encontró la agencia cerrada y la explicación de la aludida de que se había tenido que ausentar unos días "para salvar su matrimonio".

Otra de las damnificadas, Pilar M.P, había contratado un crucero que no llegó a efectuar con Vibolid, a pesar de abonar 1.500 euros que tampoco ha recuperado, y que tuvo que concertar a posteriori con otra agencia de viajes con un coste adicional de 2.092 euros.

"Al meterme en el localizador y comprobar que el billete estaba anulado la acusada me dijo que tenía que ser un error, aunque comprobé que verdaderamente había sido anulado por falta de pago", asegura la testigo, quien reconoce que mantenía una cierta amistad con ella y apunta que en ningún momento le dijo que pasaba por problemas económicos.

Situación parecida es la que refiere María Esther, que en febrero de 2014 contrató un crucero para sus padres con motivo de sus bodas de oro. Abonó 1.500 euros pero luego, en agosto, su hermana la llamó para decirle que había visto en la tele la noticia sobre la detención de la dueña de Vibolid. "Me informé y comprobé que la acusada había hecho la reserva pero la había anulado al día siguiente", apostilla la testigo, que ante ello tuvo que contratar con otra agencia el crucero de sus padres. "¡No era cuestión de quitarles la ilusión a los pobres!", indica.

Entre los afectados figura incluso el propietario de otra agencia de viajes, Alberto P.R, al que la procesado pidió como favor, alegando problemas con el Internet, que le gestionara tres billetes a Ucrania por importe de 1.321 euros.

"Era amigo de ella, había viajado con su agencia en otras ocasiones sin problema, me había asesorado a la hora de montar la mía propia y también me había pedido algún favor de este tipo en otra ocasión, sin que hubiera tenido problema alguno", ha lamentado el agente de viajes.

El juicio, en principio, se prolongará hasta este jueves, con lo que durante los próximos días terminará de comparecer el resto de clientes afectados.

Se da la circunstancia de que la procesada ya ocupó el banquillo, por hechos similares, en 2012, cuando entonces fue condenada a un año y medio de prisión por sentencia del Juzgado de lo Penal número 3 de Valladolid, posteriormente ratificada por la Audiencia de Valladolid.