La Audiencia Provincial impuso penas que suman los nueve años y medio de cárcel a Sergio S. M. por considerarlo responsable de un delito de robo con violencia, detención ilegal y lesiones leves con el agravante de reincidencia. El procesado asaltó el 14 de octubre de 2016 a la víctima, que dormía en la misma casa y, junto con la dueña del inmueble, le robaron 370 euros que llevaba encima. En ese momento le pusieron unas esposas y cuatro horas después lo llevaron a una ferretería para que se las sacaran. Al no poder hacerlo, lo trasladaron a un banco para que extrajera el dinero que tenía en su cuenta, momento en el que los trabajadores de la entidad avisaron a la Policía ante lo anómalo de la situación.

Por el primero de los cargos se le imponen cuatro años y medio; por el segundo, cinco años, y por el tercero, una multa de tres meses con una cuota diaria de seis euros al día. El condenado no podrá acercarse a una distancia de quinientos metros de la víctima hasta un año después de salir de la cárcel. Deberá pagar diez euros que sustrajo de la cartera y 1.040 por las lesiones causadas. También fue condenada Ana Belén M.G. como autora de un delito leve de hurto con el atenuante de anomalía o alteración psíquica y la agravante de reincidencia a la pena de un mes de multa con una cuota diaria de seis euros y el pago de 360 euros que el agredido llevaba encima. Quedó absuelta la tercera de las encausadas, Timanfaya R.H.

Sergio S.M. está actualmente en prisión como autor de tres robos con violencia a la pena de dos años y medio de prisión por cada uno de ellos y en su momento fue condenado por lesiones. Ana Belén M.G. también fue condenada por robo con violencia e intimidación a una pena de seis meses. Padece un trastorno esquizoide de personalidad por el que tiene reconocido un 68% de discapacidad, lo que disminuía el control de sus impulsos pero no le impedía discenir sobre lo incorrecto de su conducta. Timanfaya R.H. mantiene una relación sentimental con Sergio S.M. y no se pudo acreditar que estuviera en la vivienda ni tuviera participación en los hechos. Aseguró que en esa época ejercía la prostitución.

La versión ofrecida por el principal encausado fue considerada inverosímil y plagada de fisuras e incoherencias, así como de "absurda, o incluso de surrealista, y carece de apoyo en datos objetivos". Dijo que no recordaba nada, que solo había ayudado a la víctima a ponerse los pantalones y que fue este quien le pidió que le llevara a la ferretería y al banco donde le dio su carnet para sacar dinero. Ana B. declaró que cogió el dinero porque se le cayó a la víctima de la ropa interior y que abandonó entonces la vivienda para avisar a la Policía de que la "Interpol estaba atacando al agredido".