El presidente de CaixaBank, Jordi Gual, ha defendido hoy que trasladar la sede social y fiscal a Valencia fue "la mejor decisión posible" que pudo tomar la entidad para defender los intereses de la plantilla, los accionistas y los clientes ante la crisis política en Cataluña.

CaixaBank ha celebrado hoy en la capital valenciana su primera junta ordinaria de accionistas fuera de Cataluña y, como era previsible, a esta situación se han referido tanto el presidente y el consejero delegado del banco, Gonzalo Gortázar, como numerosos accionistas.

Gual, en un discurso en el que ha alternado el castellano y el "valenciano", en "deferencia" a la comunidad que acoge ahora el domicilio social de CaixaBank, ha destacado que la entidad ha demostrado en 2017 ser capaz de superar "con muy buena nota" las dificultades del entorno, logrando un beneficio récord de 1.684 millones de euros, casi un 61 % más que en 2016.

"En un año particularmente difícil por las tensiones políticas vividas en Cataluña, CaixaBank demostró su resiliencia como institución", ha remarcado Gual, que ha recordado que el grupo ha ampliado en el último año su liderazgo en banca minorista y ha mejorado su fortaleza comercial y solidez financiera.

Tras el referéndum soberanista del 1-0 y ante la posibilidad de que el Parlament de Cataluña aprobara una declaración unilateral de independencia, el presidente de CaixaBank ha explicado que el consejo de administración del banco reaccionó con rapidez y decidió trasladar el domicilio social a Valencia para proteger la seguridad jurídica y "eliminar cualquier tipo de duda sobre la permanencia de la entidad" en el marco europeo.

"El cambio de sede fue una decisión técnica que acordó el consejo por unanimidad" con un criterio "muy sencillo": preservar en todo momento la seguridad jurídica, la continuidad del negocio y el acceso a la liquidez del Banco Central Europeo, ha indicado Gual.

"Si esto se pone en cuestión se tienen que hacer los cambios necesarios para que no ocurra", ha detallado el presidente de CaixaBank, que ha apuntado que esta decisión se tomó "sin condiciones" y que la sedes sociales "no tienen plazo de vigencia", por lo que "no tiene sentido entrar a especular" sobre un posible retorno del domicilio a Cataluña.

Al inicio de su intervención, Gonzalo Gortázar también ha expresado su gratitud a Valencia y a la Comunidad Valenciana por su afecto y hospitalidad, con la que tiene una vinculación "muy especial" por la integración del Banco de Valencia, un compromiso que se ha reforzado con el traslado de la sede social.

Algunos accionistas han querido tomar la palabra en la reunión para aplaudir la decisión de CaixaBank de sacar la sede de Cataluña por la tensión política catalana, mientras que otros han criticado que este movimiento se adoptara sin consultar a la junta.

Jordi Gual ha añadido que CaixaBank está "muy bien" en Valencia y que el compromiso de la entidad con la ciudad "es absoluto": "Somos un banco arraigado allá donde estamos y ahora estamos aquí absolutamente comprometidos".

Ejemplo de ello, ha dicho, es que la Fundación La Caixa abrirá su primer CaixaFòrum en Valencia a finales de 2020 tras una inversión de 18 millones de euros y con el objetivo de convertirse en "un nuevo referente de la ciudad" con programación cultural para todos los públicos.

En su intervención en la junta, a la que han asistido unos 150 accionistas, un número notablemente menor al que registraban habitualmente las convocatorias en Barcelona, Gual también ha dicho que el cumplimiento del plan estratégico 2015-2018 avanza a buen ritmo, aunque es necesario que el banco siga esforzándose para alcanzar tres objetivos clave, como son adaptarse a las nuevas tendencias de digitalización, situar la rentabilidad entre el 9 y el 11 % y diversificar el balance hacia los segmentos más rentables, como el crédito al consumo y a las empresas.

Ha avanzado, en este sentido, que la entidad presentará su nuevo plan estratégico para el período 2019-2021 a finales del próximo mes de noviembre, y ha remarcado que "lo que no cambiará" en este nuevo plan es el compromiso de CaixaBank con un modelo de banca socialmente responsable.

La junta ha durado unas tres horas y ha aprobado por mayoría todos los puntos del orden del día, como las cuentas de 2017 o el reparto de un dividendo complementario en efectivo de 0,08 euros brutos por acción, que se abonará el 13 de abril.

También se ha dado luz verde al nombramiento de Eduardo Sanchiz y Tomás Muniesa como consejeros del banco y a la adaptación de los estatutos a lo previsto en el decreto ley aprobado por el Gobierno el pasado 6 de octubre, en plena crisis política en Cataluña, que permite trasladar el domicilio social de una empresa a otra comunidad sin necesidad de pasar por junta.