La nueva ley para recuperar las regiones separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk, que entró en vigor hoy, demuestra que el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, ha apostado definitivamente por resolver por la fuerza el conflicto en el este de Ucrania, denunció este sábado la cancillería rusa.

"Kiev ha confirmado definitivamente su objetivo de resolver por la fuerza el conflicto. Al promulgar esa ley, Poroshenko ha tachado de facto los Acuerdos de Minsk y ha desatado las manos al ''partido de la guerra", señala un comunicado difundido por el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.

Al contrario de lo que persiguen los Acuerdos de Minsk, la ley para la reintegración del Donbass (como se conoce las dos regiones rebeldes) "no hace ninguna mención al diálogo directo con las autoridades de las repúblicas no reconocidas, ni a la rebaja de tensión", agrega la nota.

"El documento sienta las bases para la toma violenta de los territorios" sublevados, al "legalizar el uso del Ejército ucraniano contra la población civil", denunció la diplomacia rusa.

Moscú advirtió de que la puesta en práctica de la nueva ley "amenaza con una seria escalada en el sureste de Ucrania" y pidió a los "patrocinadores occidentales" del Gobierno de Kiev a que ejerzan su influencia sobre este para evitar "un escenario mortal para el Estado ucraniano".

Poroshenko aseguró esta semana que la ley para recuperar los territorios ocupados del Donbáss no contradice los acuerdos de paz firmados en Minsk en 2015 y aseguró que Ucrania "busca cualquier manera de cumplir" con ese documento.

El mandatario ucraniano defendió que la ley es "correcta" y "valiosa", entre otras cosas porque designa a Rusia como "país agresor" que ha invadido el este de Ucrania, y le otorga al Gobierno de Kiev el derecho a la "legítima defensa" y detalla los mecanismos para su implementación.

La ley plasma la postura de Kiev según la cual Rusia "inició, organizó y apoyó actividades terroristas" en Ucrania, llevó a cabo una agresión armada contra el país y ocupa temporalmente parte de su territorio utilizando unidades de las Fuerzas Armadas rusas.

Donetsk y Lugansk, actualmente bajo control parcial de milicias prorrusas, declararon en 2014 su independencia de Ucrania tras la celebración de sendas consultas de autodeterminación que no fueron reconocidas por el Gobierno de Kiev ni por la comunidad internacional.

Esto llevó a una interminable guerra entre el Ejército y los separatistas que en los casi cuatro años de conflicto se ha cobrado la vida de más de 10.000 personas, entre militares y civiles.