Los cinco grandes bancos españoles obtuvieron un beneficio neto conjunto de 13.439 millones de euros en 2017, un 53,5 % más que en 2016, cuando el Banco Popular, actualmente integrado en el Santander, lastraba los resultados globales con unas pérdidas de casi 3.500 millones.

El Popular fue intervenido por las autoridades europeas el pasado 7 de junio y fue adquirido por un euro esa misma madrugada por el Santander, que semanas antes se había negado a comprarlo, igual que otras entidades, por considerar perjudicial para los intereses de sus accionistas pagar los poco más de 1.300 millones que valía en Bolsa.

Así, según los datos recogidos por Efe, este grupo de entidades -Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell- cerró un nuevo ejercicio marcado por los bajos tipos de interés, cuyo impacto en los ingresos intentan compensar con las comisiones o con recortes de costes, al tiempo que avanzan en su estrategia digital, que ya está cambiando la forma de trabajar y continuará impactando en el empleo.

El Santander encabezó las ganancias anuales, con 6.619 millones de euros, un incremento del 7 %, tras destinar 897 millones a cargos extraordinarios, entre ellos la integración del Popular.

Además, el banco hizo una provisión de 752 millones de euros en el cuarto trimestre, principalmente por la revisión del valor de su participación en Santander Consumer USA (SCUSA), que compensó en parte las plusvalías de 297 millones obtenidas con la venta de Allfunds Bank y otros 73 millones por la reforma fiscal en EEUU.

A continuación, el BBVA obtuvo un beneficio neto de 3.519 millones, sólo un 1,3 % más que el año anterior, después de anotarse un deterioro de 1.123 millones por la obligación de poner a valor de mercado su participación en Telefónica.

Sin tener en cuenta ese ajuste, el beneficio anual hubiera sido de 4.642 millones, un 19,7 % más que el resultado "comparable" de 2016, que tampoco incluye los 404 millones destinados a cubrir las reclamaciones por las cláusulas suelo, explicó su presidente, Francisco González, que se jubila en 2019 y ya prepara su sucesión.

Los dos grandes bancos del sector financiero español coincidieron en señalar que aún no es momento de acometer fusiones transfronterizas, como quieren las autoridades europeas, y pidieron que se complete la unión bancaria, mientras ellos siguen inmersos en su estrategia digital, que ya les reporta importantes ingresos.

El Grupo CaixaBank se situó a continuación en cuanto a beneficio, con 1.684 millones, el mejor resultado anual de su historia, que fue casi un 61 % más que en 2016, tras la integración del banco portugués BPI, aunque la contribución de este último a las cuentas es aún limitada, de 176 millones de euros.

El ejercicio se vio marcado por la deriva soberanista catalana, especialmente el último trimestre, lo que hizo que Caixabank trasladara su sede social a Valencia y Banco Sabadell, a Alicante, para "dar tranquilidad" a sus clientes y garantizar su permanencia bajo el paraguas supervisor del BCE, según explicaron entonces.

Bankia, por su parte, ganó 816 millones en 2017, un 1,4 % más, pero los costes de la integración de BMN asumidos al cierre del año redujeron esa cifra a 505 millones, un 37,3 % menos que un año antes, un "sacrificio" para obtener mejores resultados a largo plazo.

La entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri está inmersa en la integración de BMN, que traerá consigo un ERE aún sin cerrar, tras lo que se prevé que continúe la privatización de la participación de 60 % que controla el FROB.

El Banco Sabadell ganó 801,5 millones de euros en 2017, lo que supone un 12,8 % más que en 2016, cuando sus ganancias sumaron 710,4 millones, con lo que logró el objetivo marcado para este año.