El Gobierno de Bulgaria, que acaba de asumir la Presidencia semestral de la Unión Europea, se enfrenta hoy a una moción de censura en el Parlamento, que no tiene opciones de prosperar.

El Gobierno, formado por el GERB (centroderecha) y la formación ultranacionalista Patriotas Unidos, espera superar la moción gracias a la mayoría absoluta de 122 escaños, de un total de 240, con que cuenta, a los que se sumarán los 11 parlamentarios del partido Volya.

Sólo los socialistas, impulsores de la moción, y el partido de la minoría turca votarán contra el Ejecutivo del primer ministro, el populista Boiko Borisov.

La moción argumenta que el Gobierno ha fracasado en la lucha contra la corrupción, el principal problema, junto con la pobreza, para la mayoría de los búlgaros, mientras que el Ejecutivo acusa a los socialistas de tratar de llamar la atención mientras Bulgaria preside la UE.

"El tiempo de depositar la moción de censura no ha sido elegido por casualidad", dijo Borisov en noviembre, cuando los socialistas anunciaron sus intenciones.

El primer ministro pidió entonces al Partido Socialista responsabilidad y le acusó de intentar que Bulgaria se quedará sin Gobierno justo durante la Presidencia comunitaria.

El Partido Socialista no considera que la moción de censura sea un sabotaje a la Presidencia sino una respuesta al 83 % de los búlgaros que ven la corrupción como el problema principal del país.

Durante los debates previos a la votación de hoy Gobierno y oposición se acusaron mutuamente de prácticas corruptas.

El Parlamento búlgaro aprobó antes de asumir la Presidencia de la UE una nueva ley anticorrupción que el presidente, Rumen Radev, vetó por considerarla insuficiente.

El veto presidencial fue luego anulado por el Parlamento, algo que el jefe del Estado criticó como una muestra de la atrofia de la democracia en el país más pobre de la UE.