El ex párroco de Selva acusado de abusos a una menor ha usado este viernes su turno de última palabra durante el juicio para negar los hechos y subrayar que siendo sacerdote ha oído "muchas barbaridades" pero "nunca había oído tantas mentiras" como ahora.

"Me ha hecho mucho daño a mi conciencia que un padre sea capaz de manipular a una hija de este modo", ha declarado el sacerdote, que ha asegurado que el padre de la menor le amenazó con denunciarle. "Si fuera usted el obispo", ha dicho al magistrado Jaime Tártalo, "juraría sobre los santos evangelios que digo la verdad", ha afirmado el acusado.

El sacerdote ha añadido que el "único contacto físico" que tuvo con la menor es cuando llegó con su padre y cuando se despidió, porque le dio un beso al saludarle delante del padre.

En su última intervención, el acusado ha mantenido que el denunciante le pidió 60.000 euros y que le dijo que le iba a "arruinar la vida con una campaña de prensa".

También ha defendido que su asistenta escuchó y entendió esta conversación aunque no hablara mallorquín porque algunas palabras son iguales en portugués, como la palabra ''hija''.

"Por nada del mundo hubiera metido a nadie en mi cama", ha concluido, recordando que en esos momentos estaba convaleciente por una operación.

"Me ha hecho mucho daño como persona y como sacerdote", ha declarado. "Si fuera culpable bajaría la cabeza y diría que he tenido esta debilidad", ha añadido. El juicio ha quedado visto para sentencia.