Las autoridades de Irán han elevado este domingo a 483 los muertos a causa del terremoto de magnitud 7,3 en la escala de Richter registrado el 12 de noviembre en la frontera con Irak, agregando que cerca de 12.400 personas resultaron heridas.

El director de la Organización de Medicina Legal de la provincia de Kermanshá, Artin Kamali, ha detallado que las víctimas mortales son 246 mujeres y 237 hombres, según ha informado la agencia iraní de noticias IRNA.

La gran mayoría de las víctimas eran residentes de la localidad de Sarpol-e Zahab, la más afectada por el seísmo, donde murieron 425 personas.

A ellas hay que sumar 19 muertos en Dalhu, 16 en Qasr-e Shirin, doce en Salas-e Babayani, una en Kermanshá, Tazehabad y Eslamabad-e Gharb, así como otras dos que aún no han sido identificadas. Asimismo, otras siete personas murieron en territorio iraquí.

Fuentes provinciales llegaron a elevar a 530 los muertos a causa del seísmo el 14 de noviembre, si bien las autoridades centrales rebajaron posteriormente la cifra a 432. Desde entonces han sido hallados decenas de cadáveres en las zonas afectadas por el terremoto.

El presidente del país, Hasán Rohani, ha afirmado que la facilidad con la que muchas viviendas públicas se vinieron abajo durante el terremoto es una muestra de las prácticas corruptas que sucedieron cuando se edificaron estas construcciones, prometiendo una investigación.

El mandatario visitó Sarpol-e Zahab tras el terremoto y desde allí prometió que las autoridades "encontrarán a los culpables" del derrumbe de edificios.

"Hay asuntos que debemos tratar. Debemos encontrar a los culpables, es lo que la gente espera. Lo haremos", indicó Rohani, agregando que se castigará a aquellos que se descubra que no cumplieron con los permisos de construcción.

Irán e Irak están situados sobre varias fallas tectónicas y son relativamente frecuentes los terremotos. El terremoto más grave de los últimos años ha sido el de 2003 en Bam, en el sureste de Irán, que provocó 31.000 muertos.