El primer ministro nipón, Shinzo Abe, y el presidente de EEUU, Donald Trump, acordaron hoy elevar la presión sobre Corea del Norte para tratar de frenar los desafíos armamentísticos de este país, tras la sólida victoria electoral del líder japonés.

Abe y Trump mantuvieron una conversación telefónica sobre las 11.30 hora local (2.30 GMT) para preparar la visita del mandatario estadounidense a Japón entre el 5 y el 7 de noviembre, dijo el viceportavoz del Ejecutivo nipón, Yasutoshi Nishimura.

Ambos pactaron trabajar de forma conjunta para incrementar aún más la presión sobre el régimen que lidera Kim Jong-un con el objetivo de poner fin a sus programas nuclear y de misiles, añadió el portavoz en declaraciones recogidas por la cadena estatal nipona NHK.

Durante la charla, que se prolongó unos 30 minutos, Trump también felicitó a Abe por su clara victoria en los comicios generales anticipados celebrados el domingo, en los que el gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) y su socio en el Ejecutivo lograron revalidar su amplia mayoría de dos tercios en la Cámara Baja del Parlamento.

El primer ministro nipón había justificado la convocatoria de estas elecciones un año antes del final de la legislatura por la necesidad de contar con un fuerte respaldo popular para hacer frente al problema norcoreano, así como para ultimar la aplicación de su ambicioso programa de reformas económicas.

La clara victoria del PLD también allana el camino para iniciar el complejo proceso de reforma de la Constitución pacifista nipona, una controvertida iniciativa que Abe defiende con el objetivo de incrementar las competencias nacionales en materia de Defensa.

La visita de Trump a Japón tendrá lugar en el marco de la gira asiática que el líder de la Casa Blanca tiene previsto realizar entre los días 3 y 14 de noviembre, en cuya agenda Corea del Norte ocupará un lugar destacado y que también incluye viajes a Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas.

La gira llega tras la escalada dialéctica entre Pyongyang y el presidente estadounidense, quien amenazó ante la ONU con destruir Corea del Norte en respuesta a sus continuas pruebas de armas, entre ellas un ensayo nuclear subterráneo realizado el pasado 3 de septiembre.

Esta situación ha elevado la tensión en la región a niveles inéditos desde el final de la Guerra de Corea (1950-1953).