El expresidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) Juan Ramón Quintás ha cargado hoy contra los políticos y el Banco de España por contribuir a la desaparición de las estas entidades, que estaban enfermas y que si finalmente murieron es porque se optó por dejar que falleciesen, o mejor dicho, por ejecutarlas.

"El negligente retraso de los poderes público en combatir la crisis financiera la hizo insoportable para una gran parte del sector", ha lamentado durante su comparecencia en el Congreso el máximo responsable de la patronal de las Cajas hasta marzo de 2010.

Quintás ha descrito la "captura" de las Cajas por parte de los Gobiernos autonómicos, cuyo principal interés era el control de las entidades de sus territorios para asegurarse su influencia sobre la actividad comercial.

Tanto es así que les llevó a bloquear fusiones extraregionales, incluso aunque fueran razonables por mejorar la diversificación geográfica y de riesgos, y pusieron "todo su empeño, influencia y presión política" para forzar fusiones en la misma región.

Los poderes regionales, lejos de constituir un freno a las malas prácticas de las Cajas, actuaron de facto como importantes impulsoras de aquéllas, ha resumido Quintás.

Además, en su opinión, el propio Gobierno español es responsable de "la extrema gravedad de la crisis de las Cajas", por su incapacidad para elaborar a tiempo un diagnóstico correcto, tanto de la expansión económica como de la recesión, con lo que las medidas que hubieran podido moderarla, o no se adoptaron o se iniciaron con un peligroso retraso.

"Una vez más, en España ganaron los sepultureros", ha exclamado, después de decir que lo que se necesitaban eran médicos preventivos, capaces de buscar soluciones para que el enfermo (las cajas) pudiera seguir viviendo.

Además, siempre desde su visión, el Banco de España fue determinante en la práctica desaparición del sector de estas entidades bancarias, especialmente por la estrategia de "esperar y ver" en la época de Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

Quintás que ha dudado de la independencia de la comisión ejecutiva del supervisor, considera que la actitud del Banco de España en 2009 y 2010, confiando en que las soluciones privadas como forma de recapitalización de las entidades, era "muy cómoda" pero suponía un notable riesgo.

Durante esos años, el expresidente de la CECA abogó públicamente por un "manguerazo" para el sector financiero y ahora se muestra convencido de que el Banco de España contaba "con talento y experiencia sobrados" para mostrarse a favor de la estrategia de un temprano apoyo público.

Y si no se hizo, ha considerado, quizás fue porque, como reconoció el propio Fernández Ordóñez, se preferían soluciones privadas frente a las públicas dentro del objetivo de reformar las Cajas, lo que habría sido mucho más difícil si se concedían ayudas públicas. "Muerto el perro se acabó la rabia", ha añadido.

A pesar de estas críticas, el expresidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA) ha reconocido que estas entidades cometieron errores como conceder créditos sin garantías suficientes, concentrar riesgos y financiar iniciativas industriales y proyectos de infraestructura de muy dudosa viabilidad.

Todo ello, en un sector con tres claras debilidades: la práctica limitación de su actividad a España, un negocio en el que las hipotecas tenían una fuerte importancia y la rigidez de capital.

Fue este último hecho y la imposibilidad de emitir acciones, ha explicado, lo que movió a las Cajas a emitir instrumentos híbridos como las participaciones preferentes y nada habría que objetar si se hubiesen comercializado entre grandes inversores y no a pequeños clientes a través de la red de sucursales.

A preguntas de los diputados sobre la existencia de sociedades de las Cajas en paraísos fiscales, concretamente en las Islas Caimán, Quintás ha explicado que, "aparentemente", desde allí emitían títulos para venderlos en España, cuya emisión en el país no estaba permitida, aunque sí su venta.

Por último, ha lamentado la desaparición del sistema de Cajas de ahorros, puesto que "habría ayudado" al sector industrial a soportar mejor la crisis mediante la concesión de créditos subvencionados, como, según el expresidente de la CECA, ocurrió en Alemania donde las Cajas ayudaron a mantener el crédito, por lo que su industria contó con una "ventaja competitiva".