Los más de 500 kilos de carne de cochino negro que a mediodía del pasado miércoles aparecieron en estado de putrefacción en un furgón en la calle El Cernícalo, en La Laguna (junto a la carretera de La Esperanza), tienen un valor en el mercado de 3.000 euros. Ahora, en base a las manifestaciones del propietario de la mercancía, un autónomo que arrendó el vehículo refrigerado, policías locales tratan de determinar si pudo existir algún tipo de sabotaje por parte de un empleado. La Policía Ecológica de La Laguna realiza las gestiones sobre el asunto y trata de saber por qué se rompió la cadena de frío en el furgón o por qué la carne no fue llevada poco después a un gestor autorizado, ya que, al parecer, estuvo tres días en el lugar. Dichos policías recibieron ayer del empresario las facturas de compra de los animales y del matadero.

Los siete cochinos troceados fueron retirados del furgón entre las 3:00 y las 4:00 de la madrugada de ayer, a la vez que se hizo una primera limpieza del camión.

La carne putrefacta fue trasladada a las instalaciones de un gestor autorizado de residuos. Los policías deberán confirmar que las facturas de compra y la del matadero coinciden con la que se emita desde la empresa autorizada para tratar esos residuos, que está en la Dársena Pesquera de Santa Cruz. Ese trasvase tiene un coste de 1.000 euros. Supuestamente, el empleado que conducía el furgón alegó que se había averiado, pero lo comunicó al empresario un día después, según este último.

En principio, la posibilidad de que el empresario haya cometido un delito contra la salud pública se desvanece, pues la carne no llegó a comercializarse ni el citado autónomo tenía intención de hacerlo, según el concejal de Seguridad, Jonathan Domínguez. La intervención de la Policía Ecológica sirvió para que dicho producto no llegara a venderse al público y que se cumpliera la normativa higiénico-sanitaria establecida para estos casos. El inspector de Sanidad municipal también fue avisado del asunto.