Siempre faltó tiempo para que este viejo luchador contara al completo la intensa historia de su vida. Una vida siempre dedicada a las causas justas desde su orientación ideológica de izquierdas.

Últimamente se le veía grabando con una pequeña cámara de vídeo en las ruedas de prensa o siempre dispuesto a contar en los medios las carencias de su barrio, tanto Salamanca como la zona alta, el Uruguay.

Ambos están estos días más tristes y "mudos" que nunca. La razón es que el viernes pasado murió, a los 82 años, Juan Marichal de la Fuente, vocal y alma máter de la asociación de vecinos La Arboleda.

Le hubiera gustado el calificativo de activista social a quien fuera miembro fundador de la Plataforma por la Dignidad de las Personas. Una parte del local social de La Arboleda era para este colectivo, pero este docente jubilado lo hubiera cedido a cualquiera que lo necesitara. Porque siempre estaba ahí, con los más débiles.

Compromiso con los más desfavorecidos y presencia activa en los movimientos sociales fueron las grandes premisas de quien se convirtió también en un experto en leyes "por pura necesidad".

Eloy Cuadra, compañero de la Plataforma, afirmó en varios medios, el pasado sábado, que "Juan murió con las botas puestas", y destacó que hasta el último momento estuvo activo y al frente de múltiples iniciativas.

De hecho, fue uno de los que intermedió con todas sus fuerzas, el pasado mes de mayo, en el caso del desalojo forzoso de Rosa Velasco, una vecina del barrio Uruguay que finalmente se trasladó a un recurso que le ofreció el ayuntamiento. Él casi fue su portavoz.

Y hace apenas quince días seguía demandando mejoras para "su" barrio. Lo hizo en una información que publicó este periódico, en la que Marichal solicitaba, entre otros asuntos, un acceso más seguro al viario del barranco de Santos, pasos de peatones y más limpieza. Cuando lleguen, si lo hacen, los verá desde el cielo.

Un ejemplo de que su actividad, a pesar de su edad, era frenética, el último mensaje de whatshapp que envió el pasado viernes a muchos de sus contactos: un enlace en el que se podían descubrir las maravillas de un "paraíso" llamado Canarias con solo mover el teléfono móvil. Un paraíso en el que él ya descansa para siempre.