Las obras de rehabilitación del convento de Las Catalinas han traído consigo algunas sorpresas como la aparición de antiguos ventanucos o accesos que no se sabe cuándo fueron tapiados. Tanto es así que ayer apareció uno, en la calle La Carrera (Obispo Rey Redondo) y frente a la puerta de acceso a la Casa de los Capitanes.

En este caso, se trata lo que parece una antigua entrada a uno de los edificios que tendría una función especial en un momento determinado, ya sea para acopio de víveres u otro tipo de elementos.

En este caso, la oquedad, que conserva sus dinteles de madera, dan a otro muro de piedra que justamente lo separa de la huerta que existe en el interior del convento. En una de las rehabilitaciones a las que fue sometido el perímetro del edificio se decidió tapiar ventanucos y accesos que ahora con las obras de rehabilitación que se están ejecutando en el convento de Santa Catalina de Siena están saliendo a la luz.

Justamente, los operarios de la empresa adjudicataria de las obras que se esfuerzan en sanear los muros detectaron material suelto en el punto del acceso, por los que se decidió desmontar las grandes piedras que rellenaban para con posterioridad volver a montarlas de forma muy segura.

A primera hora de la mañana se iniciaron los trabajos de desmonte. Dos horas más tarde, a las 10:00, las piedras volvían a servir de relleno a la oquedad perfectamente delimitada por los dinteles, aunque ya de una forma mucho más segura. Cuando se dé el enfoscado al muro se dejarán resaltes del perímetro de la entrada, al igual que está sucediendo con antiguos ventanucos que están apareciendo a lo largo de los muros de la calle Obispo Rey Redondo (antigua La Carrera).

Tanto el antiguo acceso como los ventanucos o los que aparecieran se documentarán para dejar constancia de su existencia de cara al futuro si hiciera falta.

El Convento de Santa Catalina de Siena fue inaugurado en 1611 después de tres años de obras, siendo su promotor Juan Cabrejas, regidor de La Palma, tras la adquisición de casas originales donde vivió el adelantado Alonso Fernández de Lugo. En su interior llegaron a convivir más de 100 monjas. Allí reposan los restos de la religiosa María de León Bello y Delgado, más conocida por el nombre de "La Siervita". El convento fue declarado BIC, con la categoría de Monumento, desde 1986.

A pesar de los intentos, EL DÍA no pudo recabar información de los trabajos por parte del área de Patrimonio del Cabildo.