El acuerdo estatal de llevar a efecto una moratoria antisonar en 2004, después de que dos años antes se produjera el varamiento de 14 zifios en Fuerteventura mientras se realizaban maniobras militares, ha reducido hasta en un 25% la muerte de cetáceos derivada de la acción humana en Canarias, una cifra que en el caso de los zifios alcanza el 60%.

Estos son algunos de los resultados que se presentan durante este fin de semana en un congreso internacional en Fuerteventura al que acuden más de una veintena de científicos para abordar los avances científicos y tecnológicos sobre el efecto de los sonar en los zifios.

El director del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Antonio Fernández, señaló que el congreso va a ofrecer resultados de las investigaciones realizadas en los últimos diez años y en los que el grupo de Investigación de Cetáceos de este centro ha realizado el seguimiento individualizado de cada cetáceo que muere en Canarias para averiguar su causa.

Los resultados arrojan un predominio de muertes motivadas por causas naturales como el cáncer, infecciones, la edad o la muerte neonatal y en menor medida las antropogénicas, que son aquellas derivadas por la actividad humana como colisiones con barcos, interacción con pesca o actividades vinculadas a la contaminación.

Según Fernández, la causa de la reducción de muertes por la acción del hombre se debe a la moratoria antisonar de 2004 tramitada después de que el Parlamento Europeo tomara una resolución de forma no vinculante en la que invitaba a los países de la Unión Europea a tomar medidas para evitar la afectación de la fauna y contra la utilización de sonares de intensidad como son los antisubmarinos.