La Audiencia Nacional juzga hoy a una madre de nacionalidad marroquí y con residencia en Badalona (Barcelona) que autorizó en 2015 a sus hijos gemelos de 16 años a viajar a Siria para enrolarse en el Dáesh, para quien la Fiscalía pide 7 años de cárcel.

Un traslado que finalmente no se produjo al ser detenida toda la familia el 31 de marzo de 2015 en el municipio barcelonés.

El Ministerio Fiscal acusa a la madre de los chicos de un delito de colaboración con organización terrorista y, aparte de la pena de prisión, también solicita para ella 15 años de inhabilitación absoluta y el pago de una multa de 1.800 euros.

Según el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía, la acusada no estaba de acuerdo en un principio en permitir que los chicos -que ya fueron condenados por estos hechos- viajasen solos a Siria a enrolarse en el Estado Islámico, en cuyas filas ya murió otro de sus hijos, pero sí que se planteaba aceptar si iban acompañados de un adulto.

Fue precisamente a raíz de la muerte del hermano mayor de los gemelos, a quien su madre ponía como ejemplo, como éstos comenzaron un proceso de radicalización que culminó con su integración en el Dáesh y su determinación de desplazarse a Siria para hacer la yihad.

La radicalización tuvo lugar en Marruecos, a donde los menores se trasladaron junto con su familia desde Badalona y donde empezaron a asistir a una madraza (escuela coránica).

Allí cayeron en las redes de una célula de adoctrinamiento y, guiados por un reclutador, M.M., que ya fue condenado en Marruecos por integración en organización terrorista, comenzaron a planear su viaje a Siria.

La familia volvió tiempo después a la localidad barcelonesa, donde los gemelos siguieron en contacto con su captador, que les llegó a ofrecer financiación para el viaje.

Pese a que en un primer momento la acusada se oponía al traslado, les daba la razón acerca de su interés en desplazarse a Siria pero afirmaba que se encontraba "entre dos fuegos".

"Nosotros ya dimos uno (un hijo) ÑGracias a Dios! y esperemos que Dios le acepte", le dijo en una conversación al reclutador.

Y añadió después: "Cuando veamos una clara revelación y un camino correcto, pues bienvenido sea (...) pero me resulta muy difícil que dos niños, que apenas están empezando, cogerlos y sacrificarlos así... (sic)".

Finalmente, la acusada acabó aceptando y autorizando a los gemelos siempre que tuviesen "todo hablado, todo explicado y todo arreglado" con el captador y que no viajasen al territorio dominado por el Dáesh "así por así".

Una decisión que el reclutador celebró: "Si yo tuviera 10 (hijos), no dejaría a ni uno sin ir".

Sin embargo, el traslado finalmente no se produjo al ser detenidos todos por la Guardia Civil.