El jefe del Departamento de Policía de Houston, Arturo Acevedo, resaltó hoy los peligros de las labores de rescate tras anunciar con voz quebrada la primera baja de uno de sus agentes debido a las fuertes lluvias del ciclón Harvey.

"Tomamos la decisión de dejar a un grupo de policías anoche para que continuase la búsqueda, pero tampoco podíamos arriesgar más vidas. Aun con las altas probabilidades de saber que había muerto, manteníamos la esperanza de que estuviera vivo", señaló Acevedo.

El fallecido fue identificado como el sargento Steve Pérez, que llevaba 34 años en el cuerpo de policía y que iba a cumplir 61 años en dos días, precisó el responsable policial.

Según su relato, el agente salió de su casa con su vehículo en la madrugada del lunes, pero la gran cantidad de agua le impidió llegar a la estación de policía donde estaba destinado, en el centro de Houston.

Entonces, dos horas después y tras informar a su jefe, puso rumbo a la estación de Kingwood, en el noroeste de Houston, pero su coche se sumergió entre las aguas y, sin poder abrir las puertas del vehículo para salir a la superficie, falleció ahogado.

Sus compañeros encontraron al agente fallecido el lunes. a las 08.00 hora local, en una intersección del norte de Houston, aunque no fue fácil debido a que la ciudad experimenta unos niveles récord de acumulación de agua.

"No llegó. Tuve que darle las malas noticias a su esposa y decirle que su esposo murió haciendo lo que había sido su labor en 34 años de servicio: servir a la comunidad", destacó el jefe policial.

La muerte del agente es una señal más de la fragilidad con la que las fuerzas del orden también se enfrentan a los peligros de los desastres naturales.

Mario Gallego, de la Oficina de Asuntos Públicos del Departamento de Bomberos de Houston (HFD), ha realizado un sinnúmero de llamamientos a la población a través de su cuenta en Twitter, instándoles a tomar conciencia de los esfuerzos que llevan a cabo unos efectivos que además arriesgan su propia vida.

"Recuerden que ellos, los bomberos, están trabajando turnos dobles y a veces sin dormir para atender las llamadas de emergencia, pero tengan en cuenta que también tienen vidas privadas y sus familias los esperan", resaltó Gallego.

El funcionario comentó que al menos 30 efectivos del HFD han experimentado daños graves en sus casas y propiedades, y en muchos casos no han podido ir a atenderlas por estar trabajando en las labores de rescate.

No obstante, hay quien le pone buena cara al mal tiempo.

Esa es la historia de un doctor del Centro Médico Clear Lake que, con la ayuda de dos bomberos voluntarios, logró atravesar en una canoa las aguas de su vecindario inundado para llegar a tiempo y llevar a cabo una intervención quirúrgica a un paciente hispano de 16 años.

"Algunas veces hay que hacer todo lo posible para lograr un objetivo. La vida del paciente estaba en mis manos y no podía permitir que debido a la falta de un médico corriera peligro", manifestó el doctor Steve Kimmel a un medio local.

Otra de las historias de la participación solidaria la están protagonizando los cientos de civiles voluntarios que están colaborando en los diferentes albergues que se han abierto a lo largo de la zona de desastre.

Julia Alvarado, enfermera de profesión, ha puesto la vocación por delante al encargarse de las labores para acomodar a las miles de personas que reciben atención médica en el Centro de Convenciones George R. Brown, en el centro de Houston.

"Mi departamento se inundó al igual que mi auto, pero en lugar de venir y ocupar el albergue como afectada preferí hacerlo como voluntaria y así poner en práctica mis conocimientos para apaciguar la tristeza que siento por haber perdido mis bienes", resaltó la mujer, originaria de Venezuela.

"No haber hecho lo que hice hubiera sido como no levantar la mano cuando te sabes la respuesta a la pregunta de la clase que más te gusta y dominas", concluyó.