Los casi cuarenta centímetros de acumulación de agua en varios tramos de la autopista I-10 en las cercanías de Houston (Texas, EEUU) a causa de la tormenta tropical Harvey hacen que conducir por esta vía sea prácticamente imposible y poco recomendado.

"Si decides seguir a partir de este punto estás únicamente bajo tu responsabilidad", es la frase con la que te despide un oficial del condado Harris, cuya capital es Houston, en uno de los controles en esta carretera a las puertas de la cuarta ciudad más grande de EEUU.

Los más de dos millones de habitantes de Houston vivieron este lunes el tercer día desde que Harvey, que entró por la costa de Texas como un poderoso huracán de categoría cuatro, llegó el sábado ya degradado en tormenta tropical. Desde entonces, ha llovido sin pausa como nunca se había visto.

Estas continuas precipitaciones dejaron el 90 % de las arterias de la ciudad "inundadas y colapsadas", según apuntó una de las conductoras de la ronda informativa de la radio local KTRH.

Coches, camiones y señales hundidas en los laterales de la I-10 son el paisaje general desde Katy, un suburbio de la ciudad espacial, hasta las puertas de Houston.

A escasos kilómetros de Katy se encuentra Sealy, una pequeña localidad de 7.000 habitantes que habilitó un refugio temporal para los afectados por Harvey en unas instalaciones propiedad de Los Caballeros de Colón, la organización fraternal católica más grande del mundo.

"Cuando nos dimos cuenta de lo alta que estaba el agua no pudimos hacer nada: el agua es muy traicionera", señaló arrepentido Ephrain Garza, un estudiante de 20 años residente en Houston y cuyo coche está hundido en los aledaños de la I-10.

El chico se dirigía por la tarde con su mejor amigo, Dani, a College Station (Texas, EEUU) para iniciar sus clases de Kinesiología en la Universidad Texas A&M cuando se quedó atrapado con su todoterreno.

"Cuando vimos que no podíamos hacer nada, llamamos al número de emergencia y, después de un rato esperando, nos sacaron en un barco", relató el joven.

Las autoridades llevaron a Ephrain y Dani a cinco moteles distintos en busca de una habitación libre para ellos, una peregrinación que acabó sin éxito.

Los policías decidieron entonces dejar a la pareja de amigos en el pequeño refugio de Sealy, que acoge desde ayer a más de cien personas.

Los dos chicos forman parte de las más de 30.000 personas que la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) calcula que buscarán refugio estos días a causa de las inundaciones sin precedentes dejadas por el huracán Harvey, que ha afectado especialmente al área de esta gran metrópolis.

Lo mismo que a Ephrain y Dani le pasó a Robert Prawn, de 35 años y residente en Cypress, otro de los suburbios de Houston, cuando regresaba de pasar el día con su primo en Magnolia (Texas).

"Nos confiamos y creímos que pasábamos", dijo a Efe.

Su coche quedó estancado en un gran banco de agua y ahora pasará cuatro noches en el refugio de Sealy junto a su primo, que, por lo menos, es también uno de sus mejores amigos.

Harvey tocó tierra en la noche del pasado viernes en la localidad costera de Rockport, situada a unos 360 kilómetros al suroeste de Houston, como un huracán de categoría 4 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson, de un máximo de 5.

En los últimos días ha perdido intensidad y el ciclón ha dado paso a una tormenta tropical que ha causado "catastróficas inundaciones" en Houston y otros lugares, donde los equipos de rescate emplean decenas de helicópteros y lanchas para asistir a las personas que han quedado atrapadas por las inundaciones.