Cuando las fiestas orotavenses caen a finales de junio, y según los experimentados en esta lides, escasean las flores y el jueves del Corpus Christi vive algunos apuros para acabar ciertas alfombras. Fue lo que ocurrió ayer, quizás con más intensidad que nunca en varios casos, aunque sin que pasara a mayores, en boca del área local de Fiestas y de la mayoría de estos tejedores del arte efímero, a los que, incluso, sobraron algunos colores. Lo cierto es que, más allá de estas carencias porque la floración (retama incluida) se adelantó mucho y los invernaderos de la Isla no dan abasto, una de las tradiciones más espectaculares de Canarias volvió a encandilar bajo un intenso calor (con un sol que se escondía y se reivindicaba a ratos) y algunas novedades entre los tapices dignas de relieve.

Por ejemplo, que ayer se exhibió la primera alfombra de flores interactiva, al menos según el comentario de los alfombristas promotores y otros preguntados. Se ubicó entre la biblioteca y la iglesia de la Concepción, la elaboró Fernando y su grupo, su temática central era, como la de casi todas, religiosa, pero presentó tres códigos QR de grandes dimensiones y hechos, por supuesto, con pétalos de flores. Unos cuadrantes que, por aquello de las maravillas de los tiempos, la tecnología y los móviles, permitían observar vídeos de esta misma alfombra en años anteriores a gran velocidad y en su elaboración desde primera hora de la mañana y hasta el mediodía o la tarde, según la complejidad de cada una de ellas.

Y es que ayer, de nuevo, las calles que rodean la iglesia de La Concepción, el tramo de La Carrera que baja desde la zona de la casa de Los Balcones hasta la esquina de la plaza consistorial y parte de la subida de la de Cólogan volvieron a oler a brezo desde la madrugada. A eso de las 6 de la mañana, ya se podía observar algún dibujo de los tapices claves en La Carrera y, con las primeras claras del día, los adoquines ya respiraban pétalos variopintos. Un verdadero placer.

Desde ese momento, y como ocurre desde hace más de un siglo y medio (las primeras referencias remiten a 1844), los distintos equipos de alfombristas, miembros del colectivo que les aglutina, comenzaron a asombrar a turistas, villeros y visitantes de toda la Isla. En total, 36 tapices de flores complementaron los que, en algo excepcional, fueron decorando con arena del Teide la plaza del ayuntamiento desde hace semanas, aunque con alguna novedad no tan edificante. Y es que, por efecto de las palmeras centenarias que debieron retirarse hace unos meses, el plastificado protector que siempre se colgaba de ellas y de la fachada del consistorio tuvo que ser sustituido por tres carpas de iguales dimensiones, pero sin suficiente amplitud como para que los tres tapices repitieran el tamaño habitual, lo que no pasó inadvertido para muchos villeros amantes del género. No obstante, y por supuesto, un verdadero lujo que, con temática religiosa y tonos más tenues que otros años, volvió a hacer las delicias de los miles de personas que pasearon por la corporación o subieron a su salón noble, sin olvidar los muchos que las disfrutaron por TV gracias a diversas cadenas.

Entre los alfombristas, pudo volver a verse al exalcalde Isaac Valencia contribuyendo al tapiz de su grupo junto a la célebre alfombra de Liborio, en la punta más alejada del recorrido y, como siempre, una de las más espectaculares, elaboradas y que tardan en terminarse precisamente por eso.

A diferencia de otros años, los corridos destacaron en esta edición por su mayor complejidad y por el uso de más colores y relieves, rompiendo la sensación de monotonía que sí se apreció en el pasado en algunos tramos.

Salvo una excepción, los motivos de todas las alfombras fueron católicos, como de costumbre. Algunos mostraron mensajes evocadores de Jesús, como cuando se dice que pidió que se llenaran de agua unas botijas, o incluso directamente divinos, al presentar a su hijo y pedir a la humanidad que le escuchase. Como siempre, hubo obras realmente logradas. En algunos casos, se recurrió al típico pelo de las piñas de millo para imitar el pelo humano, pero lo difícil estaba en el resto del tapiz, en los contrastes, en cómo reflejar con flores o brezo (quemado o no) los matices de los cuadros previamente elegidos. La cara de asombro y las continuas fotos o grabaciones de los asistentes resumían a la perfección las sensaciones que despierta desde hace tanto este arte villero y universal. Digno de patrimonio mundial. Sin duda.

Sí, todas eran religiosa, menos una. El IES Manuel González, del barrio de San Antonio, ahondó mucho más en una idea ya vista en grafitis y también usada en las alfombras del domingo pasado en San Juan (El Farrobo). Recurriendo al mítico Guernica de Pablo Picasso, y usando algunas de sus legendarias figuras, realzaron el célebre grito y lo hicieron para algo tan noble como, desgraciadamente, quimérico en muchas zonas del mundo aún, algunas muy cercanas: que simplemente haya paz. Más allá del debate entre si los motivos de las alfombras han de diversificarse más o no, desde luego aportaciones como ésta son más que necesarias en lucha por evitar cualquier ultraordodoxia y, sobre todo, por un mundo mejor.

El fuerte calor y el sol intenso que, por momentos, iluminó aún más estas maravillas fue dando una creciente tregua en torno a las 6 de la tarde, si bien la jornada en general fue digna de visitar El Bollullo entre alfombra y alfombra. Como eso quedaba lejos para muchos, los más y los menos fueron refrescándose con alguna cañita en restaurantes o tascas como la de La Marquesa, la Casa Lercaro o Sabor Canario, que tienen el privilegio de ubicarse en el recorrido de esta serpiente sorprendente.

Al poco y, como siempre, con una nutrida representación institucional, política, religiosa, militar y civil de las Islas, se desplegó la procesión del Corpus que pone fin, con sentidas pisadas, a un intenso día de arte, tradición, cultura e historia. Una manifestación religiosa que, muy solemne, acaba en la plaza consistorial, que estrena nuevas y pequeñas palmeras que, de seguir la estela de sus predecesoras, al menos podrán disfrutar de otras cien ediciones de un Corpus imprescindible si se quiere conocer parte de la historia isleña.

Y así pasó La Orotava uno de sus días grandes de las fiestas de San Isidro Labrador y Santa María de La Cabeza, con las calles llenas, restaurantes y tascas a tope y una plaza Quinto Centenario con gran animación por la noche. Para hoy queda el célebre baile de magos. Eso sí, en mala coincidencia por ser la noche de San Juan, algo que, cuando se da, suele rebajar la afluencia a un baile que, tras pasar a la calle a finales de los 70 desde el Liceo Taoro, en una de las reivindicaciones de democratización de la Transición local, se consolidó a finales de los 80 y principios de los 90 como el más multitudinario de Canarias. Luego, fue languideciendo en contraste con otros al alza, como el realejero, pero se ha ido recuperando.

Por supuesto, mañana queda la mal llamada romería chica, la que sube a los santos desde El Calvario a La Concepción, con exhibición pirotécnica como colofón. Mal llamada chica porque, por participantes y espectacularidad, es una de las más concurridas de las Islas, encima con el añadido embrujador de desarrollarse por la noche.

Y, qué menos, quedará la gran cita del domingo, con una nueva edición de la romería más antigua de Canarias de este tipo, pues data de 1936, poco antes del golpe de Estado militar. Unas razones tradicionales más que poderosas para disfrutar de la Villa se viva donde se viva.

Una cata de vino que bate récords cada año

Muchos de los que disfrutaron ayer de las alfombras lo hicieron con, al menos, un poco de resaca tras una nueva edición, en la noche del miércoles, de la cata de vinos en la plaza Quinto centenario. Ni el partido del Tenerife, que muchos siguieron en bares cercanos, remitió la presencia de villeros y visitantes, que por primera vez tuvieron que pagar por acceder al recinto, y no ya solo para adquirir vinos o comer algo. Hasta tal punto, que se tuvo que controlar la entrada y permitir el acceso solo si salía gente antes, por miedo a desbordes. Sin duda, todo un éxito creciente a anotar a los organizadores. Además, y aunque en un plano privado, otros muchos intensificaron la noche en la ya célebre fiesta organizada por Alejandra y su amplio equipo, lo que también se ha convertido casi en un acto más de las fiestas villeras para los más jóvenes, ya la haga en la casa Lercaro, en dependencias de El Ramal o por debajo de la Tf-5, como ocurrió en la madrugada de este jueves.

Concierto agridulce de Los Sabandeños

En el lado negativo, y más tratándose de un grupo de la trayectoria de Los Sabandeños, hay que anotar los tristes fallos de sonido que sufrieron el lunes los de Elfidio Alonso en su ya mítico concierto de La Escalera, en la plaza Franchy Alfaro. En su trigésima edición (el primero fue en 1986 y solo faltaron en 1992 por la Expo de Sevilla), el grupo estuvo, como siempre, a su altura, pero, por primera vez, sufrieron acoples y falta de sonido en muchos tramos, lo que resultó indigno de un acto así. Una pena porque, además, no ocurrió en las pruebas ni en el buen concierto del domingo.