La emisión de bonos verdes, títulos de endeudamiento ligados a proyectos que contribuyen a la lucha contra el cambio climático, aumentó un 90 % en 2016 a nivel internacional respecto al año anterior, convirtiendo a este mercado en una de las propuestas de inversión más "seguras y sólidas".

Así lo han puesto de manifiesto algunos de los principales expertos en bonos verdes durante el foro de debate celebrado esta semana en la Escuela de Finanzas AFI de Madrid bajo el título "Riesgos Financieros del Cambio Climático. ¿Qué ofrecen los bonos verdes?".

Este mercado de títulos de crédito emitidos para financiar proyectos que contribuyan a reducir emisiones forma parte del cambio de flujos económicos necesario para dar cumplimiento al Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático, mediante el que cerca de 200 países se han comprometido a avanzar hacia un mundo neutro en emisiones.

En ese contexto, los bonos verdes vienen a suponer un producto financiero "fundamental" para avanzar hacia esa transición, siempre y cuando se rijan por las reglas básicas de transparencia en el reporte de información, afirma Teresa Ribera, directora del Instituto francés para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI) e impulsora de este foro.

En la misma línea, Sean Kidney, presidente de la Iniciativa Bonos Climáticos y asesor de la Comisión Europea en esta materia, considera que, a pesar de que el dinero "no se mueve lo rápido que el planeta requiere hacia inversiones más limpias", el mercado de bonos verdes es ya un mercado "maduro" tras una evolución muy positiva en los últimos años motivada por la apuesta de China por estos títulos.

"Hablamos de un importante mercado de inversión a largo plazo, donde el 70 % de los bonos se comercializan a más de diez años, entre cuyos emisores hay entidades multilaterales, organismos de inversión internacional, empresas, entidades financieras o administraciones públicas", señala Kidney.

El mercado bonos verdes ha pasado de los 2.600 millones de dólares en 2013 a los 81.000 millones de 2016, con una previsión de crecimiento de hasta 150.000 millones de dólares en 2017 y de 60 billones en 2020, según datos de la Iniciativa Bonos Climáticos (Climate Bonds Initiative, por sus siglas en inglés).

Esta organización incide en que entre los principales clientes de estos títulos verdes están fondos de pensiones, aseguradoras y bancos.

En cuanto al tipo de proyectos que están logrando financiación con bonos verdes destacan los de energías renovables, transporte sostenible (coche eléctrico, principalmente) y construcción de edificios sostenibles y eficientes desde el punto de vista energético.

Para fomentar este tipo de bonos, los Gobiernos de países como China, Suecia o Francia están regulando y creando incentivos para promoverlos, que incluyen acuerdos para la cobertura de posibles riesgos asociados a los mismos.

Francia, que regula a favor de este producto financiero en su Ley de Cambio Climático, ha emitido 7.500 millones de euros en bonos verdes en lo que va de año, apunta el analista de AFI, Ricardo Pedraz.