La Unión Europea (UE) respondió hoy al Reino Unido que solo empezará a hablar de su futura relación cuando se produzcan "suficientes progresos" en la salida de ese país del bloque, unos avances que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, confió que se puedan evaluar en torno al próximo otoño.

"Solo cuando hayamos logrado el suficiente progreso en la retirada, podremos discutir el marco de nuestra futura relación. Empezar conversaciones paralelas en todos los asuntos a la vez, como sugirió el Reino Unido, no va a ocurrir", advirtió hoy Tusk en una rueda de prensa en Malta.

El Consejo presentó hoy el borrador de las directrices negociadoras del "brexit", que ahora empezarán a debatir los Veintisiete (sin el Reino Unido) y que está previsto sean adoptadas el próximo 29 de abril en una cumbre europea extraordinaria en Bruselas.

El documento hace una mención expresa a Gibraltar y subraya que, una vez el Reino Unido salga de la Unión, ningún futuro acuerdo entre Bruselas y Londres podrá aplicarse al Peñón si no cuenta con el acuerdo previo de España y el Reino Unido.

La mención fue interpretada hoy en Bruselas por muchos medios como un espaldarazo a España.

Las directrices fijan los cuatro ámbitos que la UE quiere empezar a negociar en una primera fase, empezando por la necesidad de establecer unas garantías "recíprocas" para proteger a los ciudadanos europeos en el Reino Unido y los británicos en la Unión, de manera que puedan seguir trabajando, estudiando o disfrutando de asistencia sanitaria.

Según cifras de la ONU, 3,3 millones de europeos residen en Reino Unido y casi 1,2 millones de británicos habitan en otro Estado miembro de la Unión.

La UE quiere además evitar problemas a las empresas europeas y que Londres "honre sus compromisos financieros y obligaciones" como Estado miembro, explicó Tusk.

Según un análisis publicado esta semana por el centro de estudios europeos Bruegel, el "brexit" costará a Londres entre 25.400 y 65.100 millones de euros, en función de si se acuerdan reembolsos por la participación del país en los activos comunitarios.

Por último, la Unión espera que las partes encuentren "soluciones flexibles y creativas" para evitar una frontera exterior o "frontera dura" entre Irlanda del Norte e Irlanda, según añadió el presidente del Consejo Europeo.

El documento abre las puertas a identificar, en una segunda fase, el marco de la futura relación entre los Veintisiete y Londres y a entablar negociaciones preparatorias con ese objetivo, cuando haya un "progreso suficiente" para "alcanzar un acuerdo satisfactorio sobre los arreglos para una salida ordenada".

También considera la posibilidad de no lograr un acuerdo en el plazo de dos años desde la notificación británica, es decir, el 29 de marzo de 2019, cuando dejarán de aplicarse los tratados comunitarios en el Reino Unido.

Para ese caso, prevé que las negociaciones pueden buscar "arreglos transitorios" para facilitar "puentes" hacia el futuro marco de relación.

Aunque subraya que la UE "trabajará duro" para lograr un acuerdo, el texto deja claro que también se preparará "para resolver la situación si las negociaciones fracasan".

"Las conversaciones que van a comenzar serán difíciles, complejas y a veces implicarán confrontación", advirtió el presidente del Consejo Europeo, que dejó claro que la UE no persigue castigar a nadie.

"El brexit en sí mismo es ya lo bastante punitivo. Después de más de 40 años juntos, nos debemos unos a otros el hacer todo lo que podamos para hacer ese divorcio lo más suave posible", dijo Tusk.

Los "sherpas" comunitarios (representantes nacionales de alto rango) debatirán este borrador en sendas reuniones, el 11 y 24 de abril, y los embajadores de los Veintisiete, reunidos en el Comité de Representantes Permanentes (Coreper), lo verán el próximo 26 de abril, antes de la adopción del texto en una cumbre extraordinaria el día 29 de ese mes.