Los pagos de los 630.000 euros que el Palau de la Música donó a la fundación Trias Fargas, afín a CDC, a través de convenios de colaboración anuales, no se hicieron constar en la contabilidad oficial de la entidad cultural, según han señalado hoy empleados del área financiera.

Varios trabajadores del Palau de la Música, tres de ellos del área de contabilidad del Orfeó Català y la Fundació, han declarado como testigos ante el tribunal la Audiencia de Barcelona que juzga el expolio, al que uno de ellos ha reconocido que se alertó a la Generalitat de movimientos sospechosos, sin que ésta actuara.

Los administrativos de la Asociación Orfeó Català -que no estaba auditada- y de la Fundació del Palau de la Música han confirmado que los pagos a la Trias Fargas, actual Catdem, no se efectuaron a través de las cuentas oficiales de estas entidades y han insistido en que no les consta que la institución cultural firmara convenio alguno con ninguna institución para hacer donaciones.

Asimismo, los testigos han reconocido que mientras Fèlix Millet y Jordi Montull dirigieron la institución hubo "rumores" de la existencia de cuentas bancarias titularidad del Orfeó Català que no formaban parte de la contabilidad oficial de la entidad.

La Fiscalía sospecha que los convenios de colaboración por los que el Palau donó 630.000 euros a la Trias Fargas, que Millet firmó a espaldas de los órganos directivos de la institución, enmascaraban el pago de comisiones de la constructora Ferrovial a CDC a cambio de la adjudicación de obra pública.

El testimonio de los empleados de contabilidad ha dado aire a las tesis del fiscal Anticorrupción, que cree que las comisiones ilegales se hicieron llegar a CDC también a través de facturas falsas de proveedores del partido, que cargaron al Palau trabajos que habían prestado para campañas electorales de la formación.

En ese sentido, han señalado que las facturas que las empresas proveedoras de CDC New Letter y Letter Graphic justificaron en trabajos de buzoneo para el Palau de la Música eran excesivas en comparación con el coste de servicios similares y han detallado que la forma de pago de éstas no era el habitual, dado que se abonaban de forma "inmediata" y no a final de mes.

"146.000 euros por un trabajo de buzoneo me parece absolutamente exagerado", ha señalado Cristina G.J., empleada de la secretaría del Orfeó Català que ha insistido en que no conocía a las empresas New Letter y Letter Graphic, ya que el envío de correspondencia del Palau iba a cargo de otra compañía.

La testigo ha recalcado además que no conoce ningún caso en que el Orfeó Català, que se nutría principalmente de las aportaciones de la Fundación del Palau y de subvenciones públicas a través del Consorcio, firmara convenios para donar dinero.

También David R., que desde 2006 trabajó en el departamento de contabilidad de la Fundación y el Consorcio bajo la dirección de Gemma Montull, ha sostenido que nunca supo nada de los pagos a la Trias Fargas y que le parece "raro" el convenio de colaboración con el Palau, dado que la misión de éste "era recibir más que dar".

El testigo ha admitido que, cuando accedió a las cuentas no oficiales una vez estalló el escándalo del expolio, las facturas giradas por New Letter y Letter Graphic le parecieron "sospechosas porque no formaban parte del circuito habitual de pagos y tenían importes muy elevados".

Según David R., mientras Millet y Montull dirigían el Palau eran "evidentes" las numerosas salidas en efectivo de las cuentas de la entidad, a través de cheques pagados en ventanilla, "porque no seguían el circuito habitual de contabilidad".