El papa reclamó ayer a los católicos que abandonen los "prejuicios que distorsionan" y no condenen a nadie al pedir "un cambio radical de mentalidad" que juzgue a los hombres y las cosas solo según "una nueva escala de valores que viene de Dios".

"¿Qué significa caminar en la luz?", preguntó Francisco durante el ángelus de ayer. Y respondió a continuación: "Significa ante todo abandonar las luces falsas: la luz fría y fatua del prejuicio contra los otros, porque el prejuicio distorsiona la realidad y nos llena de aversión contra aquellos que juzgan sin misericordia y hace que condenemos".

Ante cientos de fieles reunidos en la plaza de San Pedro para escuchar el rezo dominical, el papa reiteró que hablar mal de los demás es "caminar en las sombras". Por ello, pidió a los católicos que actúen como "hijos de la luz" y abandonen "luces falsas" como "los prejuicios que distorsionan".

Y agregó: "Otra luz falsa, porque es seductora y ambigua, es la de los intereses personales: si valoramos hombres y cosas en base al criterio de nuestro beneficio, de nuestro placer, de nuestro prestigio, no actuamos con verdad en las relaciones y en las situaciones".

De otro lado, Francisco hizo mención de la ceremonia de beatificación celebrada en Almería de José Álvarez-Benavides y de la Torre y otros 114 sacerdotes que han sido declarados "mártires" tras ser asesinados por razones de fe durante la Guerra Civil española. Entre ellos, también está Emilia Fernández conocido como "La Canastera", la primera gitana beata del mundo.

"Estos sacerdotes, religiosos y laicos fueron testimonios heroicos de Cristo y de su Evangelio de paz y de reconciliación fraterna", señaló Francisco para concluir.