El colectivo Jocu de La Cuesta denunció ayer el incremento del vandalismo contra los vehículos privados en el ámbito de la plaza del barrio de La Candelaria, un problema que ha tenido como consecuencia coches con las carrocerías rayadas, con las ruedas rajadas, antenas rotas e, incluso, depósitos de la gasolina con tierra en el interior.

En este sentido, la asociación ha hecho públicas las denuncias de parte de los vecinos que han sido víctimas de los gamberros ante la impotencia de ver qué es lo que sucede y no poder hacer absolutamente nada de nada. Al respecto, Jocu reclama que en el barrio exista una mayor presencia policial ante la inseguridad que se ha creado.

"Queremos trasladar lo que está sucediendo durante las últimas semanas en varias de las calles de la zona de la plaza, y es que varios vecinos han visto como sus coches han sido objeto de actos vandálicos", explicó el presidente de Jocu, Bruno Barreto, que acompañado de un miembro del colectivo Jonathan Zuppo apuntó que "se trata de una situación que en ningún caso es nueva".

Al respecto, recordó que siempre se han vivido episodios vandálicos de este tipo en el barrio, "pero es asombroso el incremento que se ha percibido entre los vecinos durante las últimas semanas. Se ha convertido en algo normal ir a coger el coche y ver cómo alguna de las ruedas o todas están rajadas o la propia carrocería rayada de lado a lado, sin contar con que la antena ha desaparecido o las han roto", apuntó.

"¿Que existe sensación de inseguridad en el barrio? Creo que no, lo que hay más bien es la percepción de impunidad que tienen los gamberros a la hora de actuar. Lo hacen en las calles como Abreu y Valdés, Franco de Castilla, Álvarado y Bracamonte... Y no pasa nada porque los gamberros actúan sabiendo que no va a tener ningún tipo de consecuencia", apuntó Barreto para rechazar que los actos vandálicos sean organizados.

Las situaciones más graves que los vecinos han trasladado al colectivo vecinal son las de inutilizar los vehículos tras poner tierra en los depósitos de gasolina, "algo realmente lamentable". Bruno Barreto aseguró que los residentes están enfadados por la situación que viven y que no se puede prolongar en el tiempo.

Y no le falta razón. Varios vecinos consultados trasladaron ayer su impotencia al ver como algún familiar o amigo ha sido afectado. "Eso es verdad. Cualquier día va ha haber una desgracia si algún vecino ve a alguien rajándole las ruedas al coche o rayándolo. Luego dirán que la convivencia es difícil, pero es que no tiene nombre que a alguien del barrio le rompan el coche", explicaron con vehemencia unos clientes de una cafetería cercana a la plaza.