El Partido del Trabajo (PvdA), formación socialdemócrata que ha gobernado en coalición con los liberales en Holanda los últimos cuatro años, ha sufrido una derrota histórica en las elecciones y, con el 95 % del voto escrutado pierde 29 escaños y pasa de ser el segundo partido del Parlamento al séptimo.

Al pasar de 38 a 9 diputados, los socialdemócratas pulverizan su suelo electoral, que estaba en los 22 escaños que consiguieron en las elecciones de 2002, y tendrán ahora una difícil labor de recomposición bajo el liderazgo de Lodewijk Asscher, que no ha conseguido evitar la caída que pronosticaban las encuestas.

Los malos resultados de los socialdemócratas podrían ir más allá de Holanda y afectar al futuro del Eurogrupo, presidido por el político del PvDa Jeroen Dijsselbloem, ministro de finanzas holandés.

Hasta hoy, los presidentes del Eurogrupo han sido también responsables de la cartera de Finanzas o Economía de sus países, tal y como marcan las reglas de procedimiento interno del foro, por lo que la continuidad de Dijsselbloem se cuestiona con este resultado, un puesto al que podría optar de nuevo el ministro de Economía español, Luis de Guindos, que ya aspiró a su presidencia en 2015.

El PvdA eligió en diciembre de 2016 a Asscher como cabeza de lista con la esperanza de que sus buenos datos macroeconómicos como Ministro de Trabajo recuperaran la confianza del electorado, con una tasa de desempleo de un 5,4% en el último cuatrimestre de 2016.

Asscher, que dio un discurso tras la publicación de los sondeos a pie de urna, reconoció la derrota de su partido y aseguró que seguirá siendo líder de su formación y que luchará "por una economía justa y una sociedad decente" en Holanda.

En estas últimas semanas los socialdemócratas esperaban emular la campaña electoral de 2012, cuando las encuestas les pronosticaban 15 escaños a un mes de las elecciones, pero finalmente lograron 38 diputados.

Esa remontada se debió, sobre todo, al nuevo liderazgo de Diederik Samsom, que había sido portavoz de Greenpeace y trajo nuevos aires a la política holandesa con su promesa de que el país saldría de la crisis "más fuerte y más social", rezaba su eslogan más repetido.

Días después de las elecciones, el liberal Rutte, que había ganado con 41 escaños, le ofreció a Samsom formar una gran coalición y, tras mes y medio de negociaciones, ambos presentaron un nuevo Ejecutivo formado por ministros de los dos partidos.

El Gobierno entonces impuso varias medidas de austeridad solicitadas por Bruselas y aplicar ajustes de hasta 16.000 millones de euros para rebajar el déficit al 3 % del PIB a finales de 2013.

Se produjeron entonces recortes en Defensa, se aumentó la edad de jubilación de forma progresiva hasta los 67 años, se sustituyeron las becas para estudiantes por becas-préstamo, y se transfirieron parte de los servicios sociales a los ayuntamientos, que disponen de menos financiación.

Doce meses después de las elecciones de 2012 las encuestas pronosticaban que los socialdemócratas habían caído hasta los 13 escaños, de los cuales no fueron capaces de recuperarse en los siguientes tres años.

El resultado de los socialdemócratas en estos comicios contrasta con el de los Verdes de Izquierda (Groenlinks), que han pasado de 4 a 14 escaños, convirtiéndose así en el partido que más ha subido en las elecciones.

Las otras dos formaciones que probablemente se han beneficiado de la caída socialdemócrata han sido D66, partido liberal progresista y federalista europeo que sube siete diputados e hizo una campaña basada en la defensa de la Educación, así como Denk, una escisión del PvdA promovida por dos ex diputados de origen turco que ha conseguido tres escaños.

Sin embargo, una formación a la izquierda del PvdA, el SP (Partido Socialista), no ha sido capaz de beneficiarse y ha retrocedido un diputado, quedándose en 14.