Vergüenza, rabia, indignación y algunas lágrimas han acompañado a la polémica reposición de la plaza de la División Azul de Alicante, en cumplimiento con un auto judicial que paraliza el cambio de casi medio centenar de calles con denominación franquista y ordena reponer las antiguas.

La de División Azul se ha convertido en la primera en ser recolocada de un total de 46 en una ciudad que aún recuerda los estragos de la Guerra Civil ya que fue el último reducto del bando republicano y fue donde se produjo el bombardeo con más muertos de todo el conflicto (más que en Guernica), concretamente sobre el Mercado Central, con más de 250 muertos (25 de mayo de 1938).

La decisión de la jueza de lo Contencioso-Administrativo 4 se produjo a raíz de un recurso del PP alicantino (en la oposición), al creer que el tripartito que dirige la ciudad (PSPV-PSOE, Guanyar y Compromís) había infringido algunos aspectos de la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, como incluir cambios no justificados, entre ellos eliminar la plaza de Calvo Sotelo, y porque la había aprobado sin pasar por el pleno municipal.

La junta de gobierno local había acordado el cambio del callejero el 15 de noviembre de 2016 y el PP lo recurrió al mismo tiempo que reclamó la paralización cautelar, petición esta última que le otorgó la jueza del número 4 en tanto que se sustancia el fondo del asunto.

Tras estudiar jurídicamente el efecto del auto durante dos meses y recurrirlo ante el Tribunal Superior de Justicia valenciano, el alcalde emitió hace unos días un decreto para hacer efectiva la decisión de la jueza y se acordó empezar por la "simbólica" plaza de la División Azul, que desde noviembre figuraba como de la Igualdad.

A partir de aquí, los operarios municipales repondrán a lo largo de marzo las antiguas calles y plazas alusivas a la dictadura de Franco, muchas de antiguos comandantes, tenientes o capitanes del bando ganador y que se cambiaron para honrar a personalidades de la cultura, de la sociedad y a mujeres que han tenido un papel relevante en la lucha por los derechos civiles, como Rosa Luxemburgo, Federica Montseny, Estela Giménez, Clara Zetkin o Carmen Burgos.

Tal y como estaba previsto a las 10 en punto de la mañana y con la previsible ausencia de Mariano Rajoy y la líder del PPCV, Isabel Bonig, a los que desde alcaldía se les había invitado a asistir para responsabilizarles del cambio, ha llegado un operario municipal con una escalera para quitar los cuatro tornillos que sujetaban la placa alusiva a la Igualdad para poner la que durante décadas ha denominado a esta plaza como la de la División Azul.

La concejal de Memoria Histórica, María José Espuch, de Compromís, no ha podido evitar las lágrimas en esos minutos mientras que varias decenas de personas, entre los que uno portaba una bandera republicana, pitaban y gritaban para expresar su repulsa con lemas como "esta placa la vamos a quitar", "dignidad", "fuera, fuera" o "vergüenza".

La concejala Espuch no ha ocultado su "rabia e impotencia" por tener la obligación de reponer "calles fascistas" y ha culpado al PP, del que ha dicho que hace pocos años su alcaldesa (Sonia Castedo) "se dejaba las chanclas en el yate" del empresario Enrique Ortiz, de provocar esta imagen "deplorable" y de devolver a Alicante "a tiempos del NO-DO y del blanco y negro".

La plaza de la División Azul se ubica en el corazón del antiguo barrio de José Antonio, recientemente cambiado por el de Miguel Hernández, y está rodeada de viviendas sociales de la Generalitat, algo que ha aprovechado el presidente de su asociación vecinal, Lisardo Gabarré, para afear a los políticos que se preocupen por el cambio de nomenclatura pero no de la situación que padecen los vecinos de esta deficitaria zona.

"Nos parece bien que quieran llamar a la plaza de la Igualdad pero nos preocupa mucho más que haya vecinos sin agua, que las paredes y fachadas parezcan que se van a caer y que falte personal especializado en el colegio del barrio (Maestro López Soria), con casos de acoso, sin que los políticos hagan nada", ha explicado a los periodistas.

El coordinador local de Esquerra Unida (EU-IU), José Antonio Fernández Cabello, ha sido uno de los que ha pitado en la, de nuevo, plaza de la División Azul y, además de criticar a los populares, ha denunciado la "actitud timorata" del alcalde, el socialista Gabriel Echávarri, al opinar que debía haber esperado a la resolución del TSJCV al recurso contra el auto de la jueza.

A la polémica sustitución han acudido varios políticos, casi todos ellos de Compromís, como la concejal de Elche y diputada autonómica Mireia Mollà, así como Gerard Fullana y José Manuel Penalva, de la Diputación.