El 20 de febrero se cumplen 55 años desde que la NASA lograse enviar a un astronauta a la órbita terrestre y traerlo de vuelta sano y salvo.

En plena Guerra Fría, el vuelo de John Glenn fue la respuesta al del ruso Gagarin, primer ser humano en viajar al espacio y en orbitar la Tierra, el 12 de abril de 1961.

En 1958, John Glenn participó en una serie de pruebas diseñadas para seleccionar el primer grupo de astronautas para el recién formado NASA Manned Space Program. Cada candidato astronauta, de un grupo original de 508, tenía que cumplir siete requisitos.

Tenían que ser graduados de la escuela de piloto de prueba en excelente forma física, menores de 40 años de edad, menos de 1,80 de estatura, pilotos de avión a reacción calificados, y tenían que tener por lo menos 1.500 horas de vuelo y licenciatura en ingeniería. Glenn cumplió todos los requisitos.

También tenía una reputación como uno de los mejores pilotos de prueba en el país. En julio de 1957, había establecido un récord de velocidad transcontinental volando desde Los Ángeles a Nueva York en 3 horas y 23 minutos. Fue el primer vuelo transcontinental en promediar la velocidad supersónica.

En abril de 1959, John Glenn fue seleccionado como miembro del primer grupo de astronautas, el "Mercury Seven". Le acompañaron Scott Carpenter, Gordon Cooper, Gus Grissom, Wally Schirra, Alan Shepard y Deke Slayton.

Después de tres años de entrenamiento, John Glenn se lanzó al espacio a bordo de la cápsula Mercury ''Friendship 7''. Se convirtió en el tercer estadounidense en el espacio y el primero en orbitar la Tierra. El vuelo histórico no fue fácil. Al final de su primera órbita, un chorro utilizado para dirigir la actitud de la nave se atascó, lo que obligó a Glenn a abandonar el sistema de control automático y utilizar el sistema eléctrico manual de vuelo por cable.

En 4 horas y 56 minutos, John Glenn rodeó el globo tres veces, alcanzando velocidades de más de 27.000 kilómetros por hora. La exitosa misión concluyó con un amerizaje y recuperación en el Océano Atlántico, 1.200 kilómetros al sureste de Bermuda.

John Glenn al instante se convirtió en un héroe. El presidente John Kennedy le otorgó la Medalla de Honor Espacial del Congreso. Escuelas y calles de todo el país llevaron su nombre. Y un desfile de serpentinas en la ciudad de Nueva York celebró su misión. Murió el pasado 8 de diciembre.