Unos 15,7 millones de ghaneses están llamados mañana a las urnas para votar en las elecciones presidenciales y parlamentarias de este país de África Occidental, una de las democracias más maduras del continente.

En el poder desde 2012, el presidente, John Dramani Mahama, aspira a un segundo mandato para continuar liderando uno de los países más estables de África desde que dejara atrás el régimen militar y volviera a la política multipartidista en 1992.

Desde entonces, Ghana ha respetado los mandatos presidenciales -algo cada vez más inusual en la región-, los partidos se han alternado pacíficamente en el poder y las disputas electorales se han resuelto dentro de la legalidad.

Dramani Mahama, del partido de centro izquierda Congreso Democrático Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) se enfrenta a seis candidatos, entre los que destaca Nana Addo Dankwa Akufo-Addo, del Partido Nueva Patria (NPP) de centro derecha.

El NDC y el NPP son los dos grandes partidos que hasta hoy se han alternado en el poder: el primero ha ganado cuatro de las seis últimas elecciones, y el NPP lo ha hecho en las otras dos.

Ambas formaciones se enfrentarán al Partido de la Convención del Pueblo (CPP), el Partido Popular Progresista (PPP),la Convención Nacional Popular (PNC), el Partido Democrático Nacional (PND) y a un candidato independiente, Jacob Osei.

Los candidatos compiten por obtener más del 50 por ciento de un total de 275 escaños en el Parlamento y, de no alcanzar este umbral, los dos aspirantes con más votos se enfrentarían de nuevo en una segunda ronda tras 21 días.

Si gana algún partido de la oposición deberá producirse un traspaso de poderes que, con frecuencia, ha sido difícil: tras las elecciones de 2001 y 2009 fue necesario el desalojo forzoso de los mandatarios y la incautación de sus vehículos oficiales.

Para evitar este tipo de situaciones, el Parlamento de Ghana aprobó el pasado mes una ley que permite desalojar de su residencia oficial al presidente saliente, en el caso de que éste se niegue a abandonarla tras perder los comicios, para garantizar una transición pacífica y efectiva.

La norma contempla la puesta en marcha hasta de un "equipo de la transición" tras la proclamación de los resultados de las presidenciales, para garantizar el correcto traspaso de poderes.

La situación económica del país, el trabajo, la corrupción, y el desarrollo de infraestructuras son los temas que han centrado la campaña electoral, en la que la oposición ha buscado votos denunciando el aumento del coste de la vida y el desabastecimiento energético.

"En el centro de las dificultades económicas que atraviesa Ghana está la gestión imprudente de las finanzas públicas por parte del Gobierno", dijo el exvicedirector del Banco Central y miembro del NPP, Mahamudu Bawumia.

Por su parte, el presidente ghanés ha prometido desarrollar las infraestructuras del país para fomentar el crecimiento de la economía y crear empleo, junto a la mejora del suministro de agua potable y de la red educativa y sanitaria.

"Como socialdemócratas, vemos el desarrollo de infraestructuras como un medio para mejorar la productividad, el transporte y la comunicación", declaró Mahama durante la campaña.

La inflación cayó del 17,2 % en septiembre al 15,8 % en octubre y se prevé que termine el año en un 14 %.

Por su parte, el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 3,9 % a finales de 2015, superando las previsiones, y siguió haciéndolo en el primer trimestre de este año, hasta alcanzar el 4,9 %.

Analistas económicos consideran que se han sentado las bases para una buena economía, aunque los ciudadanos se quejan de que estas mejoras no han repercutido en sus bolsillos.

"Cuando pedimos trabajo, siempre nos hablan de carreteras", dice la madre de una joven graduada en la universidad que lleva tres años en paro.

Ghana, que fue colonia británica desde 1874 y el primer país africano en obtener la independencia del Imperio Británico en 1957, intentará renovar mañana sus credenciales democráticas.