Dice el refranero que "quien espera, desespera", y de esperas y de desesperación saben mucho los vecinos de la urbanización La Quinta, en Santa Úrsula, que llevan años sufriendo el abandono de sus calles y numerosos problemas sin resolver. Pasan los años y los gobiernos locales, pero La Quinta sigue sin ver soluciones para la falta de limpieza, las plagas de roedores, la escasez de iluminación, los actos vandálicos, la maleza que crece sin control, el deterioro del mobiliario público y la sensación de inseguridad en horario nocturno.

Vecinos de La Quinta han mostrado a EL DÍA su desesperación por la falta de respuesta del Ayuntamiento de Santa Úrsula a problemas que ya podrían merecer el calificativo de históricos. Mientras se continúa negociando la recepción de las dos urbanizaciones que componen La Quinta, un proceso que parece no tener fin, los vecinos se quejan de que nadie resuelve cuestiones tan importantes con la proliferación de ratas, el deterioro del mobiliario público, la falta de alumbrado público o la basura acumulada en los descampados.

"Se supone que vivir en La Quinta debería ser algo exclusivo, pero de eso nada. Nos siguen dando largas cada vez que planteamos los problemas que sufrimos", lamenta un vecino de la zona.

"Hay farolas rotas desde hace meses; registros eléctricos abiertos, lo que supone un riesgo para la seguridad; hay suciedad por todos lados, y en cuanto llega la noche hay quien no se atreve ni a sacar al perro debido a la gran cantidad de ratas que te encuentras", explica.

Cuando cae la noche en La Quinta, hay demasiadas zonas oscuras: "Aquí por la noche, hay de todo, y falta presencia policial. Existe sensación de inseguridad", reconoce otro vecino.

Para evitar el exceso de velocidad, el ayuntamiento colocó badenes en el entorno de la piscina municipal, pero los vecinos reclaman más en otras calles "donde los vehículos circulan muy por encima de los límites establecidos".

La Quinta, donde hay casi 1.500 personas censadas, continúa pendiente de los acuerdos para recibir las dos urbanizaciones que la componen. En febrero de este año, hasta el alcalde de Santa Úrsula, Juan Acosta (AISU), reconocía a EL DÍA que la situación era "insostenible" para los vecinos. Diez meses después, la solución sigue sin llegar para una zona que se empezó a edificar hace tres décadas.