En privado, el magnate mexicano Carlos Slim es conocido por su sencillez y austeridad, y en público, por su buen olfato para los negocios, que le ha llevado a sus 76 años a acumular 57.200 millones de dólares, según el listado de las mayores fortunas del mundo de la revista Forbes.

Slim llegó a encabezar esa lista entre 2010 y 2012, pero en 2016 se ha convertido en "el mayor perdedor del dólar", cayendo hasta la cuarta posición, afectado sobre todo por el descenso de las ganancias que arrastra la operadora de telefonía móvil América Móvil.

Con presencia en 18 países de América y 7 de Europa, y más de 289 millones de clientes de telefonía móvil y 34 de líneas fijas, América Móvil registró una bajada de sus ingresos netos del 24,1 % en 2015 frente a 2014.

Ello se debió a "la nueva normativa de telecomunicaciones de México, un peso mexicano más débil y el declive económico del Brasil", destacó Forbes.

La reforma de telecomunicaciones de 2013 en su país obligó a América Móvil a vender activos para reducir a menos del 50 % su participación en el mercado nacional.

Pero su presencia en este sector, del que también posee participaciones de Telmex, no es la única fuente de ingresos del multimillonario de origen libanés, quien posee el Grupo Financiero Inbursa, que opera un banco, una casa de bolsa, una administradora de fondos de retiro y una aseguradora, entre otras filiales.

Asimismo, Slim mantiene el control de sus empresas principalmente a través del Grupo Carso, uno de los conglomerados más importantes de México, que incluyen al Grupo Condumex, la empresa PC Constructores, Swecomex (que fabrica plataformas petroleras) y la compañía Carso Infraestructura y Construcción.

A través de Inversora Carso, Carlos Slim, principal accionista de la constructora española FCC, anunció hoy el lanzamiento de una oferta pública de adquisición (opa) sobre esa compañía tras superar el 30 % de su capital.

Slim se convirtió a finales de 2014 en el principal accionista de FCC tras comprar a Esther Koplowitz sus derechos en la anterior ampliación de capital por 1.089 millones de dólares.

Sus largos tentáculos en el mundo empresarial cubren infinidad de negocios.

En México cuenta con un sector comercial que opera la cadena Sanborns, así como cadenas de tiendas y de hoteles, y en Estados Unidos se convirtió en 2015 en el mayor accionista individual del The New York Times con un participación de casi el 17 %.

Slim es socio mayoritario de equipos de fútbol, entre ellos del Real Oviedo, de España, donde además tiene participación en La Caixa, donde entró en el accionariado en 2011 tras comprar una participación en Criteria antes de convertirse en Caixabank.

A causa de esa voracidad sus detractores le acusan de monopolizar los mercados, la clave para amasar semejante fortuna desde los 90 hasta la fecha en un país donde casi la mitad de la población es pobre.

Quizás por ello, Slim se ha dedicado en los últimos años a compaginar su actividad en el mundo del dinero con la Fundación Carlos Slim que gestiona diversas entidades y programas en educación, empleo, salud o cultura, entre otros.

De hecho, en los últimos doce años este mexicano de origen libanés ha dejado la mayor parte del control de sus empresas a sus hijos, yernos y sobrinos, y él se ha centrado en sus actividades filantrópicas.

Según fuentes cercanas a Slim, el multimillonario es enemigo de la ostentación y la extravagancia, es informal, trabaja en mangas de camisa y nunca lleva joyas ostentosas, como si fuera la antítesis de los magnates que posan para las revistas de la alta sociedad.

"Yo no soy rico, soy sabroso", bromea cuando hacen comentarios sobre su fortuna. Tiene gustos sencillos, como los dulces de Morelia, los antojitos mexicanos y las paletas de sabores.

Esa imagen de hombre sencillo y bonachón no impide que Slim esté fuertemente ligado a los poderosos mexicanos, sean del color político que sean, tal y como destacó el periodista Diego Osorno, autor del libre "Slim. Biografía política del mexicano más rico del mundo".

Tiene "una capacidad para adaptarse a todos estos virajes" del sistema en los últimos años, dijo a EFE. Una prueba más de su versatilidad.

Slim, quien nació en 1940 en una familia de inmigrantes libaneses, se casó con Soumaya Domit en 1966, fallecida en 1999, y la pareja tuvo seis hijos (Carlos, Marco Antonio, Patricio, Soumaya, Vanessa y Johanna), los cuales le han dado un total de 19 nietos.

Entre sus aficiones está el béisbol, disfruta del turismo ecológico, del Mar de Cortés y del arte, tanto que uno de los principales museos de esta capital, con 66.000 obras, lo creó su fundación y recibió el nombre de su difunta esposa, el Museo Soumaya.