El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, acusa a los líderes europeos de "no tener ni idea del peligro real" que supone la llegada masiva de solicitantes de asilo: "si dejamos entrar a todos, Europa se va a pique", subraya en una entrevista que publica hoy en diario alemán "Bild".

Orbán defiende de nuevo la decisión de su país de levantar una alambrada en su frontera con Serbia para frenar las llegadas y aconseja a los refugiados emprender el camino de vuelta.

Según sus palabras, las personas que están llegando no han partido de regiones en guerra, sino de los campos de refugiados que existen en los países vecinos a Siria, donde estaba garantizada su seguridad.

"No vienen a Europa porque busquen seguridad, sino porque quieren una vida mejor que en los campos. Quieren una vida alemana, quizá suiza", denuncia Orbán para señalar que "no existe un derecho fundamental a una vida mejor".

A su juicio, muchos líderes europeos viven en estos momentos en un "mundo ideal" sin ser conscientes de la dimensión del problema: "Hablamos de muchos millones de personas y los suministros no tiene fin: de Pakistán, Bangladesh, Mali, Etiopía, Nigeria. Si dejamos entrar a todos, Europa se va a pique".

Entre los riesgos de futuro, advierte de que la inmigración sin control hará perder al cristianismo su primacía en Europa, por lo que para aquellos que quieren mantener las raíces cristianas del continente "el único camino es no dejar entrar a más musulmanes".

El primer ministro húngaro reitera los ejes del plan que quiere presentar a sus colegas europeos para respaldar a los países fronterizos con Siria -Turquía, Líbano y Jordania- que acogen a millones de refugiados y propone en concreto un paquete ampliable de 3.000 millones de euros.

Orbán asume que los refugiados que ya están en Europa se quedarán, pero rechaza de nuevo las cuotas propuestas por Bruselas al entender que "sólo tienen sentido si las fronteras están cerradas".

Según apunta, la foto del niño sirio muerto en una playa turca le conmocionó, pero señala que también pensó en los padres del pequeño, que "abandonaron un campo de refugiados seguro fuera de Libia, se pusieron en camino y pusieron en juego su vida y la de sus hijos.

"Hay que dejar claro que no nos podemos hacer cargo de los peligros que acechan en el camino a Europa. Por eso sería mejor que no vinieran", recalca.

El primer ministro húngaro vuelve a criticar la decisión de la canciller alemana, Angela Merkel, de abrir las fronteras al paso de los refugiados procedentes de Hungría, ya que en su país la situación estaba "controlada" y entonces comenzó el "caos"; "es lo que pasa cuando no se respetan las reglas".