El hielo que flota en las aguas del Ártico recuperó un 41 % de su volumen en 2013 cuando las temperaturas en verano fueron un 5 % más bajas que en los años precedentes, lo que ha retrasado en unos años el retroceso de la banquisa, indicó la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado divulgado hoy.

Las banquisas árticas redujeron su volumen en un 14 % en la época estival entre los años 2010 y 2012, pero recuperaron un 41 % en el verano de 2013 gracias una estación más fría, similar a la que se registraba a finales de los años 1990, explicó la ESA, en referencia a un estudio del University College de Londres y de la Universidad de Leed, publicado en "Nature Geoscience".

Los autores de ese trabajo, que utilizaron los datos recogidos por el satélite CryoSat de la ESA, concluyeron en cualquier caso que los hielos del Ártico son más sensibles al deshielo estival que al enfriamiento invernal.

El verano de 2013 fue "inusualmente frío", equivalente a las temperaturas que se daban a finales de los años 1990 cuando el calentamiento climático estaba menos avanzado señaló la autora principal de este estudio y miembro del Centro de Observación y Modelización Polar (CPOM), Rachel Tilling.

Eso permitió a las banquisas al norte de Groenlandia superar esa estación porque hubo menos días de deshielo, es decir, que "es posible recuperar un porcentaje considerable si la temporada de deshielo es más corta de lo habitual", precisó Tilling.

El satélite Cyrosat, puesto en órbita hace 5 años, permite cuantificar y predecir los efectos del cambio climático sobre las reservas de hielo del planeta ya que analiza las banquisas de los océanos polares y las capas de hielo sobre la Antártida o Groenlandia.

De esta manera, es posible analizar las variaciones de volumen que se producen por efecto del calentamiento global y que ha hecho que desde finales de los años 70 su reducción haya sido constante.

La importancia de este satélite reside también en su capacidad para conocer lo que ocurre debajo del agua, "que es donde se desarrolla la mayor parte de la acción", dijo Tilling.

Antes de Cryosat -subrayó la ESA- resultaba complicado observar este fenómeno debido al continuo movimiento del hielo que dificultaba la toma de medidas de la región.

Sin embargo, con este satélite es posible obtener mapas de la extensión del hielo y medidas de su espesor que ofrecen una radiografía completa.

Con esta tecnología, el equipo de esta investigación asegura estar más cerca de poder predecir el comportamiento y la duración de las banquisas del Ártico, que son "un componente fundamental del sistema climático de la Tierra", según el director del CPOM, Andrew Shepherd.

Shepherd advirtió de que, a pesar del aumento significativo de las banquisas durante el verano de 2013, el deshielo seguirá produciéndose "si las temperaturas siguen aumentando".

Por esa razón, los autores de este estudio insisten en la necesidad de controlar las banquisas, incluso cuando la misión del satélite finalice, para poder predecir los efectos del cambio climático y facilitar las actividades marítimas de El Ártico.