Cada segundo una persona ha tenido que abandonar su hogar debido a un desastre natural en los últimos siete años, según el Observatorio sobre Situaciones de Desplazamiento (IDMC), que alertó ayer de que nos encontramos ante una crisis mundial.

El IDMC, que se inscribe en el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), presentó un informe que revela 19,3 millones de personas se convirtieron en desplazados internos en 2014 tras sufrir las consecuencias de un desastre natural.

De estos 19,3 millones, 17,5 fueron forzados a abandonar sus hogares tras desastres relacionados con el clima, como tormentas, inundaciones o sequías, y otros 1,7 a causa de terremotos.

Una media de 22,5 millones de personas fueron obligadas a abandonar sus hogares anualmente en los últimos siete años, lo que representa 62.000 cada día.

"Estamos ante un fenómeno global, que afecta a una escala nunca vista, estamos ante una crisis mundial", señaló en rueda de prensa Alfredo Zamudio, director del IDMC.

Varios factores humanos contribuyen a la tendencia al alza de los desplazamientos por desastres, como el rápido desarrollo económico, la urbanización y el crecimiento de la población en áreas no adaptadas.

La región más afectada es Asia, donde más de 16,7 millones de personas se convirtieron en desplazados en 2014.

En la región de Latinoamérica y el Caribe más de 2,5 millones fueron desplazadas por desastres en 2014, una cifra alta en números absolutos, pero reducida si se compara con Asia.

Sin embargo, en términos relativos, por cada millón de habitantes hubo más de 4.000 desplazados, "una cifra muy elevada y que se compara con los niveles de Asia, y que muestra que el impacto de los desastres en los desplazamientos de la región es muy alto", aseveró Michelle Yonetani, autora del informe. Yonetani recordó que parte de ello se debe a las condiciones de vida, "las inundaciones no matan de por sí: lo que lo hace es vivir en viviendas precarias y en lugares inapropiados".

Por ello, pidió a los gobiernos no solo prepararse ante los desastres, sino resolver las causas primigenias del subdesarrollo "que hacen que esas personas esté excluidas, sean invisibles y las primeras víctimas de los desastres".

En Latinoamérica hay dos casos de "buenas prácticas", uno es Chile y el otro es Cuba.

"Chile comenzó en los 60 a construir los edificios pensando en los terremotos. Esto ha permitido que, si bien ocurren seísmos de alta magnitud, las consecuencias en pérdidas humanas y materiales son mucho menores que en otros sitios", indicó Zamudio.

"Otra historia de éxito es la de Cuba, que está muy bien preparada ante los desastres, ya sea en alerta temprana, en evacuación, en establecimiento de refugios, o en un sistema educativo que prepara para reaccionar".