Mar López, especialista en salud mental, ciencias humanas y sociales y fundadora y directora de la Fundación Vivir un Buen Morir (VBM), se encuentra en Tenerife, invitada por el Colegio Oficial de Psicología (COP) de la provincia, para ofrecer uno de los módulos del curso Experto en Mindfulness que imparte el COP. Sus dos intervenciones se centran en el “acompañamiento en la muerte”, con un doble discurso: uno, dirigido a los terapeutas, y otro más general en el que reivindica un cambio de mentalidad en la sociedad a la hora de afrontar el final de la vida. Según explica, “nuestro afrontamiento de la muerte lo estamos viviendo de una manera insana, lo cual genera más daño y sufrimiento”, tanto a quien está en proceso de morir como a quien le acompaña.

Dice esta estudiosa que “no hay más que ir a cualquier hospital para ver la actitud de negación generalizada ante la muerte de los pacientes terminales, que por definición es inevitable, alimentando muchas veces una esperanza vana en personas que incluso hace tiempo que perdieron la consciencia, y la capacidad de sostener la vida en mínimas condiciones aceptables, que ninguno querría para uno mismo; sin embargo -prosigue Mar López-, por esta actitud de negación, y en tanto que estamos instalados en que la muerte es algo que hay que evitar, y pese a que ya no tiene sentido obligar a la persona a seguir viviendo, estamos dando lugar a situaciones de angustia vital y desesperación, de miedo y culpa, abandonando cualquier comunicación auténtica con quien está en proceso de morir, cuando en realidad ha llegado la hora de despedirse, ha llegado la hora de dejar partir, de dar permiso para que el otro pueda morirse sin preocuparse por los que quedan”.

Para López, parece evidente que estamos en una sociedad que fomenta actitudes de negación ante la muerte y de todo lo que suponga una pérdida de la salud y de la vida, “que están haciendo que se esté acompañando a las personas de una forma que añade sufrimiento al que ya de por sí surge por la pérdida” dice.

“Es una actitud insana a nivel colectivo, alimentada por nuestra medicina tecnológica, en que los profesionales han sido formados para curar y no para ayudar a procurar una buena muerte”. Hasta el punto, expresa, de que “en nuestra sociedad se delega en los profesionales sanitarios en exclusiva la gestión del proceso de morir; cuando debemos asumir la propia responsabilidad de afrontar la situación con realismo, y no como nos gustaría que sucediera”.

“Lo que propongo -prosigue- es que vayamos teniendo un cambio de mentalidad social con respecto a la muerte, que consideremos que es natural, porque todos sabemos que es así”. Se trata, por tanto, de educar de otra manera la manera de vivir la muerte, “sabiendo que la muerte nos llega y, cuando llegue, aprender a aceptar lo que sucede, tener más habilidades y mejores capacidades de afrontamiento y de acompañamiento”. Lo cual, concluye, significa poder despedirnos de nuestros seres queridos.

De ahí el papel de la Fundación VBM, que tiene como objetivo promover una cultura más sana frente a la muerte. “Nos interesa que personas que no van a seguir un curso experto o un máster en la universidad puedan tener esta formación en cuidados físicos, emocionales, cognitivos y espirituales”.

“Es una enseñanza sobre todo de lo que no hay que hacer, porque así nos lo reportan los usuarios, que nos han dicho que les ha servido de mucho saber cómo orientarse en ese momento, lo que además libera en gran medida del sentimiento de culpa ante la pérdida y contribuye a la elaboración de un proceso de duelo más sano”, explica Mar López.

La directora de la Fundación habla de hacer pedagogía, mediante la apertura de espacios públicos de reflexión donde poder legitimar un discurso más sano, compartir y aprender unos de otros desde el respeto exquisito a la postura de cada uno frente a la muerte, con la celebración de conferencias públicas de entrada libre en distintas ciudades. La Fundación ofrece la posibilidad de apoyar esta labor y hacerse miembro, lo que permite a su vez recibir asesoramiento en los momentos de necesidad.

En 2016, la Fundación VBM abrirá una delegación en Tenerife, ya que existe el interés de un grupo de personas, ­profesores y practicantes de mindfulness, para que esto sea así.

En ese sentido, Mar López explica que mindfulness es un término reciente para explicar técnicas milenarias. “Todas aquellas disciplinas que calman, que llevan a una introspección, a una templanza son minfulness”, asevera. “Lo que ha ocurrido es que en el mundo de la sanidad y de la salud mental se han rescatado como técnica terapéutica”.

Con esta técnica se busca la atención en el presente, con discernimiento, pero sin juicios, sin querer que las cosas sean de otra manera. Así, de forma natural, se genera una calidad de presencia que es lo que puede ayudar en el proceso a esa persona que lo está perdiendo todo. Se trata de mejorar las habilidades personales y la calidad humana para mejorar la calidad de presencia, gracias al uso sistemático de la atención consciente, poniéndola al servicio de quien está en proceso de morir.