Con más de una década como futbolista profesional, Víctor Añino Bermúdez (Santa Cruz de Tenerife, 9-9-1983) ha sido partícipe de todo tipo de rachas, de éxitos y de alguna crisis deportiva, incluso en sus inicios como jugador del Tenerife. Por eso, la visión de Vitolo sobre lo que le está pasando a su equipo (siete puntos en la novena jornada, derrota en las tres últimas...) cobra un sentido especial.

Estoy seguro de que a muchos aficionados les gustará conocer sus reflexiones en un momento como este. ¿Cuál es su análisis?

Llevamos varias semanas hablando de que no son tiempos agradables, porque no estamos consiguiendo victorias. Estamos trabajando muy duro cada día y no estamos realizando malos encuentros, pero si los resultados no acompañan, parece que todo está mal; y no está tan mal como se ve, porque el equipo no está siendo superado por los rivales ni en juego ni, mucho menos, en trabajo. Pero como se trata de que la pelota entre en la portería, ahí estamos fallando. ¿Qué tenemos que hacer ahora? Seguir con la misma dinámica y trabajar, porque las malas rachas se cambian así y ganando. Eso es lo que tenemos en mente.

¿Qué les transmite el club?

Sobre todo, confianza en lo que se está haciendo, porque creo que no se están haciendo las cosas mal, aunque no estamos teniendo el respaldo de los resultados. Como en cualquier trabajo, cuando las cosas no salen bien, el estado de confianza no es alto, y en el fútbol la confianza se adquiere con victorias. ¿Cuál es la solución? Sabemos que necesitamos ganar para que la cosa se calme un poco y para que los jugadores estén más tranquilos y los de más calidad se suelten para que aporten más. La idea es que los tres puntos se queden aquí el próximo domingo y enlazar luego varias victorias.

Por un momento, pareció que todo iba a cambiar en El Sadar: el Tenerife se puso 1-2 en el minuto 74, el grupo celebró el segundo gol en el banquillo, junto a Álvaro Cervera... Se dio el escenario ideal.

Sí, pero todo cambió en unos instantes porque esto es fútbol. Nos pitaron un penalti en el minuto 45 que normalmente no se señala; marcamos el segundo y a los tres o cuatro minutos nos empataron; una jugada desacertada en el tiempo de descuento nos dejó sin puntos y volvimos con cara de tontos. ¿Qué camino tomamos? ¿Nos hundimos y lo damos todo por perdido? No. Hay que apechugar, ser hombres y saber que en esta racha nos metimos nosotros solos y que somos los únicos que podemos cambiarla. Además, el equipo sabe que con el trabajo que está haciendo, las cosas van a cambiar.

¿En El Sadar se vieron con la obligación de dar un paso adelante?

No, no. Es que, ahora mismo, tiene que ser así. No podemos estar con esas dudas que, desgraciadamente, se crean por los malos resultados. Sabemos que es el momento de empezar a ganar, porque si nos instalamos abajo, podemos tener complicaciones. Estamos saliendo a darlo todo y a que el rival vea que queremos ganar desde el principio. Esa será la tónica ante al Barcelona B.

Ese partido se las trae...

Es un equipo muy difícil. Tiene una calidad que pocos clubes de esta categoría reúnen. Trabajan para estar al máximo nivel y poder dar el salto a todo un FC Barcelona. Pero en la situación en la que nos encontramos y jugando en casa, no podemos mirar tanto al rival.

¿Qué le hace ser optimista?

Sinceramente, la gente con la que trabajo todos los días, porque son muy buenos chicos. Hay veinticinco personas diferentes en el vestuario, con diferentes formas de pensar, diferentes culturas, diferentes religiones... Pero hay un respeto máximo de unos hacia otros y eso hace que me sienta tranquilo, porque la gente -todos y cada uno de los que estamos ahí dentro- quiere cambiar la dinámica. De lo contrario, los principales perjudicados seremos nosotros. Estoy tranquilo porque todos estamos remando hacia el mismo lado y, al final, todo caerá por su propio peso: el trabajo dará sus resultados y nos cambiará un poco la suerte. Y sé que estas experiencias nos harán madurar en el futuro.

Si no, ¿estaría más asustado?

Si viera que el vestuario estuviera roto o el ambiente fuera irrespirable, sí estaría asustado, pero ahora mismo es todo lo contrario.

Pero no siempre se logra salir de estas situaciones con rapidez. ¿Le preocupa que el equipo se quede con los pies enterrados en el barro y le cueste avanzar?

Hay una cosa clara: las dinámicas están para cambiarlas y a día de hoy pienso que el equipo podrá romper la suya. Si faltaran cinco o seis jornadas y me viera abajo, estaría más preocupado. Pero en estos momentos no lo estoy, porque sé con qué gente trabajo.

¿Qué tal está el entrenador?

Al míster lo veo bien, sobre todo porque sabe que la dinámica va a cambiar, porque sabe que el grupo está con él y porque es una persona que se preocupa mucho de que la gente esté bien y de trabajar a diario para mejorar. Como uno más de nosotros, él quiere que el equipo gane y se encuentre en una posición mucho más cómoda. Pero se está siendo injusto con él. Ahora bien, él es un profesional que tiene años en esto y sabe perfectamente que cuando las cosas no van bien, el principal perjudicado es el entrenador. Pero pienso que si lo conocieran más, mucha gente que habla sobre él simplemente por lo que escucha por ahí, cambiaría su opinión.

Quizás él no se deja...

Pero cada persona es como es. En muchos momentos yo tampoco soy muy abierto. Me gusta el respeto y la seriedad y, a veces, me cuesta abrirme a personas que no conozco. De todas formas, una cosa no tiene que interferir en la otra.

¿Cuál es la mayor injusticia que se ha cometido con Cervera?

Simplemente, que se pueda llegar a pensar que no es entrenador para el Tenerife, me parece injusto. Cuidado: esa es mi opinión. Cada uno puede decir lo que quiera y lo respeto, así que considero que los demás también tienen que respetar lo que pienso. Y si en algún momento dado, una persona tiene un problema y quiere compartirlo con el grupo, las puertas de El Mundialito están abiertas.

¿Es el momento de apostar por Álvaro Cervera?

No. El momento de apostar por él fue cuando se decidió que fuera el entrenador del Tenerife, y lo seguirá siendo hasta el día en que el club tome una decisión o él también lo haga porque crean que no es positivo para el Tenerife que las partes estén juntas.

¿Pensó en él cuando acabó el partido ante el Osasuna?

Es que, a ver, el cuerpo técnico es como un jugador más: somos lo mismo. Sentimos absolutamente lo mismo: yo sé lo que siente Suso; Suso sabe lo que siente Guarrotxena; Roberto, el segundo entrenador, sabe lo que siente Aridane... Es todo así. Nos fuimos con mal sabor de boca y en el autobús no se escuchó una palabra, porque la gente estaba dolida. Es algo que se nota incluso en los primeros entrenamientos de la semana.

¿Y eso de que no hay unión en el vestuario? ¿Es así?

Vamos a ver una cosa: hasta en las mejores familias hay discusiones. ¿Qué padre no ha discutido con un hijo? Aquí hay muchas personas con diferentes pensamientos y es normal que haya pequeños roces y piques, pero, al final, lo que no se puede hacer es malinterpretar y decir que hay mal ambiente en este grupo. Eso no está bien. Y debemos saber que eso es desestabilizar. La gente que dice eso está cometiendo un error y está engañando a muchas personas. Y lo triste es que haya gente que, verdaderamente, se deje engañar. Si no, que vengan a El Mundialito, que tiene las puertas abiertas, y que lo vean con sus propios ojos.

¿Pediría una tregua?

En el equipo comprendemos a los aficionados y entendemos su enfado, porque de esa manera la gente está demostrando que siente al club. De lo contrario, daría la impresión de que le da igual lo que le pasa al Tenerife. Y eso sí sería triste. Pero considero que convendría transformar ese desencanto que puedan tener en algo más constructivo. En cuanto a la pregunta, yo pido lo normal. Si una persona es del Tenerife y quiere verdaderamente al club, en un momento complicado como este en el que el equipo no lo está pasando bien, lo normal es que apoye. ¿Cómo vamos a castigar a un equipo cuando no está bien? Se trata de apoyar y de que se junte todo el mundo, como se vio el día del derbi con la fusión que hubo entre el público y el equipo. Lo interesante es que el aficionado se convierta en un jugador más y que saquemos adelante esta situación entre todos. Es como tener a alguien enfermo en el hospital y no darle su medicación. Es surrealista. Pero como hay gente que verdaderamente no desea el bien del Tenerife, esto es lo que sucede.

¿Cuando dice eso piensa en alguien o es algo general?

Vuelvo a repetir que respeto las opiniones de todo el mundo, pero cuando se hacen con un fin constructivo y no para hacer daño. La gente que va a hacer daño tiene que saber que, al final, el mal viene rebotado para cada uno.

¿Podemos cambiar en eso?

Creo que, al final, el verdadero tinerfeñismo y la gente que quiere al club saldrá a relucir y se impondrá a los que van a hacer daño. Pero hay una cosa que está clara, incluso desde el propio club se tiene que trabajar para enganchar a toda esa gente que sí quiere al equipo.

¿Haciendo qué?

Cada persona del club sabe cuál es la función que tiene que hacer: desde la secretaria del presidente hasta el utillero, todos tenemos que remar hacia el mismo lado. Tiene que haber una unión entre el club, la plantilla y la afición para que la cosa salga bien. Hablo de esa unión.

¿Qué parte ve más floja?

Veo unión, pero no la palpo en las situaciones complicadas, que es cuando tendría que notarse más, porque en las buenas es fácil estar.

¿Recuerda si en su anterior etapa en el club notó lo mismo?

Estuve en un año complicado, pero el siguiente fue más tranquilo. En la primera temporada sí existió esa unión hasta el último día. Recuerdo que sí fue diferente.

¿Hay que asumir que el Tenerife tiene que llegar a los 50 puntos a toda costa y ya está?

Ahora mismo hay que prepararse para ir sacando resultados positivos semana tras semana. No hay que pensar en el futuro, porque el equipo se encuentra ahora en una situación complicada. A lo mejor, dentro de tres o cuatro meses estamos hablando de otra cosa.

Supongo que cuando regresó al club no imaginó que iba a estar con el Tenerife en el penúltimo puesto de la clasificación en la novena jornada. ¿Cómo lo lleva?

Lo llevo bien. ¿Por qué? Porque en el fútbol he vivido de todo, como en la vida, momentos buenos y malos. Sé que los malos pasarán y que cuando estás en los buenos, tienes que sacar experiencias de las otras etapas menos felices para estar preparado para lo que pueda venir. Se trata de que los momentos buenos se conviertan en rachas duraderas, y vamos a trabajar para que los tramos más tranquilos en la Liga sean constantes.