Su llegada a la presidencia en el Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Iris Gómez, (hace poco más de dos meses) ha revolucionado al colectivo que se muestra cada vez más combativo y dispuesto a demostrar que las alertas que lanzan no pueden seguir cayendo en saco roto. "Entro en shock cada vez que alguien dice que en Canarias nadie pasa hambre. Que pasen un día con un trabajador social y verán la realidad", asegura.

¿Por qué las advertencias de los trabajadores sociales no tiene apenas repercusión?

Quizás nuestra profesión aún es una gran desconocida y la ciudadanía no tiene el concepto de que los servicios sociales son algo suyo igual que lo es la sanidad o la educación. Ahora mismo estamos haciendo un análisis al respecto, aunque asumimos que, quizás, nos hemos dedicado más a trabajar y a permanecer en silencio.

¿Cuál cree que ha sido la evolución de los servicios sociales en Canarias en la última década?

Los usuarios han cambiado completamente porque también lo han hecho las necesidades. El prototipo antes eran familias en exclusión social de mucho tiempo pertenecientes a barrios empobrecidos y ahora el desempleo ha ampliado los usuarios y son mayoritariamente de la denominada clase media y con otro tipo de problemáticas más complejas como por ejemplo con problemas de desahucios.

¿Han notado más casos de maltrato, de toxicomanías, problemas con menores o el aumento solo se vincula a las necesidades económicas de las familias?

Lo económico es lo principal, pero si perdura empeora todos los aspectos de la familia. Por ejemplo, ahora detectamos un empeoramiento de la salud porque cada vez hay más ansiedad y cuando se prolonga genera problemas mentales. En cualquier caso han empeorado muchísimo las relaciones dentro de las familias porque suelen estar cargadas de responsabilidades, sobre todo si se ha tenido que acoger a algún miembro que era independiente, y con ello los problemas de salud terminan derivando a otros problemas sociales.

¿Cómo valora las medidas sociales tomadas por el Gobierno de Canarias en los últimos años?

Ha habido tantos recortes que no ha habido ninguna respuesta real a la situación límite que están viviendo muchas familias.

¿A qué se refiere con real?

A que se les ha oído en el discurso que iban a tomas medidas pero estas nunca han llegado, como por ejemplo la Prestación Canaria de Inserción (PCI) que en vez de aumentarse se ha recortado o el sistema de dependencia.

El Gobierno dice que no puede hacer más porque no tiene fondos...

El sistema necesita una reestructuración aquí y en el resto del país, pero no tiene por qué ser una cuestión de falta de medios económicos porque se pueden aumentar y aumentar y que no lleguen.

¿Cree que se tiende cada vez más al asistencialismo?

Hubo una etapa en la que se le dio fuerza a la prevención y a la colaboración. En el momento de auge económico las necesidades eran menores en comparación con ahora y, sin embargo, solo se pusieron parches y se perdió el trabajo comunitario, sobre todo en las grandes ciudades. La burocracia ha aumentado y el sistema prácticamente se limita a la tramitación de prestaciones, así que las trabajadoras sociales hacen intervenciones familiares a expensas de su salud y de las condiciones de trabajo.

¿Imagina cómo será vivir sin crisis económica?

La verdad es que no. Lo veo tan lejano que lo veo más una utopía que otra cosa.

Hay frases que se repiten una y otra vez como que en Canarias nadie pasa realmente hambre...

Me cuesta escuchar y digerirla sin entrar shock. Creo que eso lo dirían personas de un determinado nivel económico, pero si salgo a la calle, donde estamos los trabajadores sociales sí que hay familias enteras pasando hambre, por no hablar de personas mayores que viven solas y también pasan hambre.

Otra frase: "Con una pensión es imposible vivir, quien lo hace es porque tiene algo por ahí".

(Se ríe) Quizás en otros tiempos habría algo de economía sumergida porque con 400 euros no se vive, pero ahora ¿quién contrata a alguien para hacer un cancamillo?. Pero si el sistema no garantiza unos ingresos mínimos para sobrevivir, ¿cuál es el pecado de realizar un trabajo de economía sumergida que me va a permitir dar de comer a mi familia?

¿Y la de: "Muchos prefieren cobrar una ayuda a trabajar"?

Eso es falso. La demanda principal de los usuarios de los servicios sociales es un empleo. Quieren trabajar, como sea y donde sea y les da vergüenza tener que estar pidiéndolo continuamente.

Una más: "Se dan ayudas a gente que no las necesita y otros las necesitan más y no las reciben"

La ayuda depende de si la persona acude a los servicios sociales y que aporte una documentación que cumpla con los requisitos. Nosotros no somos policías y lo que hacemos es trabajar con la ciudadanía, pero desde luego esa generalización es muy injusta.

Habrá oído mil veces a la consejera de Políticas Sociales aclarar que la PCI no es para personas desempleadas sino para personas en riesgo de exclusión...

Si no es para ellos, ¿ para quién es entonces?. La exclusión social casi siempre es el paso posterior a la pérdida de un empleo. Es algo de sentido común y todo el mundo sabe que ahora el empleo está muy difícil y muchas personas tardan años en obtener uno. ¿De qué comen mientras tanto?, por no hablar de aquellas personas de 40 años o más a las que les excluyen de las ofertas de trabajo por la edad.

¿Cuánto tarda en tramitarse una PCI desde que el usuario va a pedir información el primer día hasta que se resuelve?

Alrededor de un año.

¿Y mientras tanto de qué vive esa persona?

El apoyo familiar y de las redes sociales es la clave, además de los recursos paliativos como el banco de alimentos, pero una vida digna no es poder alimentarse es poder acceder a más cosas y vivir igual que cualquier otra persona. Quieren poder comer, pero también vestirse, acceder a formación, empleo, etc.

¿Informan de que tendrán que esperar un año por la PCI?

Si, no podemos engañarles.

¿Y que les dicen?

Se quejan mucho y con razón. No lo entienden y les decimos la verdad, que buscaremos todas las alternativas posibles para ir cubriendo sus necesidades aunque será complicado conseguirlo, pero insistimos en que estaremos siempre ahí para acompañarles y hacer lo que podamos dentro de nuestras limitaciones que son más de las que quisiéramos.

¿Cómo consiguen dormir los trabajadores sociales si cada día atienden a decenas de personas con necesidades y a penas tienen medios para ayudarles?

No es fácil. La mayoría conocemos técnicas de autoprotección, pero cuesta mucho llevar una vida normal y desconectar, entre otras cosas porque nosotros mismos podríamos ser mañana un usuario.

¿Los políticos conocen la realidad que los trabajadores sociales ven todos los días?

Si no lo conocen es porque no quieren porque nosotros se la trasladamos continuamente desde a un concejal hasta al presidente del gobierno, pero yo les invito a que se sienten con nosotros un día cualquiera junto a nosotros a observar y creo que les vendría muy bien y que les haría mejorar como personas y seguramente eso modificaría la distribución de los recursos económicos que hacen.