El virus del Ébola, cuyo último brote ha causado más de un millar de muertos en África Occidental, no tiene tratamiento específico ni vacuna, por eso institutos nacionales de salud pública, universidades y farmacéuticas, sobre todo de EEUU y Canadá, trabajan contra reloj para tratar de dar con la solución.

La eficacia y los efectos secundarios de lo que aún se está diseñando en los laboratorios no se ha testado en humanos, está en fases preliminares, sin embargo la virulencia del ébola ha hecho que la OMS (Organización Mundial de la Salud) apruebe el uso de tratamientos experimentales en las víctimas del actual brote.

El primero de estos fármacos que se ha administrado a humanos ha sido el denominado ZMapp, de la compañía Mapp Pharmaceuticals (EEUU), que ahora se encuentra ante el reto de comprobar el impacto del medicamento experimental.