Los servicios de seguridad iraquíes, apoyados por la población local, expulsaron ayer a los insurgentes suníes, liderados por el yihadista Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL), de cinco poblaciones ubicadas en la provincia de Saladino.

La localidad de Al Duluaya, a 80 kilómetros al sur de Tikrit, capital de la provincia de Saladino, fue la primera liberada del control de los insurgentes.

Por otro lado, doce imanes fueron ejecutados hoy por el EIIL frente a la mezquita de Al Israe, en la ciudad iraquí de Mosul, capital provincial de Nínive (norte). Los religiosos fueron abatidos tras rechazar jurar lealtad a este grupo yihadista que lidera la insurgencia suní.

En una de sus operaciones, el Ejército iraquí mató a Ahmed Ezat al Duri, hijo del "número dos" del régimen de Sadam Husein, Ezat Ibrahim al Duri, durante un bombardeo contra una reunión de "los terroristas" en la ciudad de Tikrit. Ahmed Ezat al Duri estaba reunido con antiguos miembros del partido al Baaz y elementos del denominado EIIL.

El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, designó a la ciudad de Samarra como base de "la batalla para recuperar los territorios ocupados por los terroristas". Esta ciudad de mayoría suní pero que alberga el mausoleo sagrado chií de los Imanes Askariyin concentrará a las tropas, desde donde, aseguró, se desplazarán "hacia cualquier palmo manchado por los pies de estos traidores".

El presidente estadounidense, Barack Obama, fue tajante al descartar la opción militar: "No vamos a volver a mandar tropas estadounidenses a Irak".

La ONU, por último, calificó la crisis que sufre Irak como "tragedia humana" y cifró en un millón el número de desplazados internos. Un portavoz alertó de que el conflicto entre los insurgentes suníes y el gobierno de Bagdad supone "una grave amenaza para la soberanía y la integridad del país".