El tecnócrata Ashraf Gani Ahamdzai llega a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Afganistán con una notable mejora de su apoyo entre el electorado, después de que en los anteriores comicios quedara en cuarto lugar.

Gani, nacido en Logar en 1949, obtuvo el 31,6 % de los votos en la primera vuelta celebrada el pasado 5 de abril en el país asiático, mientras que en 2009 logró tan solo el 3 %.

El político afgano, con un destacable pasado académico y profesional en Estados Unidos y Asia, competirá contra Abdulá Abdulá por la Presidencia del país que ahora ostenta Hamid Karzai, a quien la Constitución afgana impide concurrir a un tercer mandato.

Aunque tiene a su favor el pertenecer a la etnia pastún, que representa el 40 % de la población en Afganistán, tendrá que luchar contra el 45 % de votos logrado por Abdulá en la primera ronda.

Además Abdulá, aunque identificado con la minoría tayika, tendrá el apoyo de candidatos pastunes como el tercero más votado, Zalmai Rasul, que consiguió el 11,4 % de los votos, y del cuarto, Abdul Rab Rasul Sayaf, que logró el 7,3 %.

Gani, por su parte, cuenta con el respaldo de otros candidatos de menor peso electoral, como el quinto clasificado, Qubuddin Helal, con el 2,8 % de los votos, el séptimo, Sultanzoi, con el 0,5 %, y el octavo, Amin Arsala, con el 0,2 %.

Sus asesores trabajaron duro por romper su imagen excesivamente académica e intelectual, y acercarlo al electorado, con un frenético programa de viajes por todo el país a pesar de los evidentes riesgos de seguridad.

Un programa muy centrado en la lucha contra la corrupción rampante en todas las instancias de la Administración afgana, aunque este exministro de Finanzas ha sido mucho menos claro en sus planes para pacificar el país y lograr un mínimo consenso político.

Como el resto de candidaturas, Gani ha incluido en su equipo a figuras de otras etnias, si bien su elección ha sido una de las más controvertidas, al haber hecho tándem con el uzbeko Rashid Dostum, "señor de la guerra", acusado de crímenes.

El candidato se excusó diciendo que la reconciliación debe incluir a todos los actores del conflicto que aqueja Afganistán desde hace décadas.

No obstante, se muestra como el más indicado para entenderse con una comunidad internacional todavía imprescindible para el futuro de Afganistán.

Gani es un tecnócrata con experiencia en el Banco Mundial que volvió a su país tras media vida en el extranjero para subirse al carro de la transición afgana, después de la invasión liderada por EEUU y la caída de los talibanes.

Miembro de una destacada familia pastún, Gani formó parte del primer equipo de asesores del entonces desconocido Hamid Karzai, y fue aupado al Ministerio de Finanzas en el primer Ejecutivo de transición, desde el que afrontó el reto de reconstruir un país deshecho.

Tras las primeras elecciones presidenciales de 2004, este doctor en Antropología por la Universidad de Columbia abandonó temporalmente la primera línea política, se refugió discretamente en el ámbito académico y fue rector de la Universidad de Kabul.